29 mar 2010

Se quema mi país.


Impaciente me encuentro hoy aquí, solo sentando frente a este computador. Como siempre, preguntas filosóficas (una manera linda de no autodenominarme loco) abordan mi pequeña existencia. Surgen en mí "tontas" interrogantes, tales como a dónde nos llevará tanta locura, a dónde nos hará llegar un régimen que solo propone legitimar su palabra, y que, cuando encuentra la pared de la verdad y "la justicia" ante su rumbo, huye como una rata despavorida simulando ser una fiera ante los demás.
Ya ha pasado más de una semana desde que nuestro Ávila se encuentra en llamas, más de un centenar de hectáreas han sido consumidas por un fuego inclemente e indómito al agua y la constancia humana. No dudan ni por un segundo en llegar comparaciones a mi mente, en pensar que tal vez nuestro Warairarepano no esté ardiendo solo, Venezuela está ardiendo con él.
Atropellos a la libertad de expresión, privativas de libertad por el hecho de opinar distinto a eso que ellos llaman "la gran mayoría", se ha convertido en el desayuno de cada uno de los venezolanos. Es imposible aceptar que un "gobierno democrático", que se hace llamar así porque fue elegido "por el pueblo y para el pueblo", permita o realice esta clase de atrocidades; fragmentando la esencia de todo ser humano: la capacidad de pensar y de hablar.
Veo como cada día se hace más difícil conseguir el aliento para seguir, como cada segundo, bien sea por la calina (ma) o por las ganas de llorar, los ciudadanos dejan de creer en las palabras de un mísero charlatán que solo habla del pasado, demostrando que en 11 años no ha podido siquiera dejar una huella propia de astucia o de perseverancia.
¿Revolución? Deberíamos preguntarle a este "ser" que significa revolución para él. Porque para mí no es más que una perdida de tiempo y un atraso tremendo. Es verdad, el capitalismo no es ni será jamás la respuesta a los problemas de la existencia humana, pero este "movimiento" no titubea, o al menos deja lo que ya está hecho para continuar sobre la marcha. ¿Por qué fallan todas las Revoluciones de la historia? Porque, como su nombre lo indica, acaba con todo lo que está hecho para partir de cero. Y como la historia y los datos apoyan mi palabra, ninguna Revolución ni ningún Revolucionario, tiene la capacidad mental ni las bolas de echarse un país a cuestas y sacarlo adelante.
Mi país se quema. Se quema con mi cultura, mi gente, mi familia y hermanos, nos quemamos tú y yo. El fuego de la delincuencia se aviva con el permiso de la mecha revolucionaria. El calor de las brasas de la impunidad, de la arremetida a la libertad de expresión y la detención de los que se atreven a pensar distinto, trata de consumirnos para opacar nuestros sentidos y dejar "que nos lleve el diablo" como dicen por ahí.
Pero al igual que mi Ávila (porque sí es mio, es de Venezuela) soportaremos. Siempre habrá una conciencia humana que guíe el agua por el buen camino y acabe con este infierno de una vez por todas.
Solo roguemos que esta "mano amiga" llegue más pronto de lo esperado, porque al igual que Ávila, no soportaremos demasiado.

14 mar 2010

Quítate la venda...

¿Sabías que muchas niñas en la República Democrática del Congo se escapan a un grupo armado, en el cual son violadas y obligadas a “casarse” con un soldado? ¿Sabías que un niño que se prostituye en Pakistán gana más que un adulto? ¿Sabías que en Bangladesh hay educadores que se encargan a prostituir a los niños de sus propias clases? ¿Sabías que en Afganistán hay niños en prisiones para adultos, donde son víctimas de maltrato y múltiples violaciones?
El abandono, la violencia, la pobreza extrema y la falta de conciencia son algunos de los principales partícipes de esta atrocidad. Los reportes de la UNICEF indican que alrededor de 246 millones de niños y niñas son sujeto de explotación sexual infantil en el planeta.
La explotación sexual infantil no distingue lugar; se puede apreciar en escuelas, hogares (siendo propiciado por sus propios progenitores), trabajos (hay cifras que demuestran que muchos son llevados al campo vendiéndoles la idea de trabajar para mantener a sus familias), en la comunidad o en las computadoras (pornografía infantil en la internet). Por unas pocas monedas, niños de todo el mundo trabajan en “quehaceres domésticos”, mientras que los menos “afortunados” viven en la calle donde son aún más vulnerables a la violencia y a la explotación.
Los niños deben ser protegidos en primera instancia por un núcleo familiar concreto, pero muchos de ellos se encuentran solos. Muchos de estos pequeños valientes se han puesto en pie de lucha contra su explotación, pero una voz no puede ser escuchada entre las sombras.
Los gobiernos y Organizaciones Mundiales deben tomar una posición firme frente a esta problemática, dejar a un lado intereses propios y banales para así abrir los ojos y dedicarse a lo que en verdad importa: el futuro de su pueblo.
Pero no todo puede ser dejado en manos de terceros. Pregúntate ¿Abrirás los ojos para observar que nuestros niños sufren? ¿Qué harás hoy para combatir este problema? ¿Qué solución propones para erradicar este problema de una vez por todas?
No dejes que esa pequeña voz se siga perdiendo entre las penumbras. Quita la venda que cubre tus ojos y lucha por el futuro de esos niños.
Recuerda…
Quítate la venda.

6 mar 2010

Por miedo, soy clasista...

Volviendo a retomar el blog, que no lo he olvidado por querer, sino porque de nada vale escribir algo que no tenga sentido o no afecte parte de nuestro ser ¿cierto? Hace unos cuantos días fui víctima de un asalto, cosa que al parecer se ha vuelto cotidiana en este "lejano oeste", que aun algunos creyentes se atreven a llamarlo "país por el cual luchar", y los más escépticos o los que miran hacia otro lado cuando todo marcha mal, lo denominan "todo está normal".
Siempre me consideré inmune a esta clase de situación, siempre pensé que todo saldría bien; una cara descortés y de pocos amigos, un "pecho inflado" que me haga parecer más fuerte, me va a salvar y proteger.
Pues, el 13 de enero de 2010 nada de eso me funcionó. Caí en lo que siempre desprecié, las estadísticas. Pasé a ser no más que uno de los tantos miles de venezolanos que al adquirir algo por su propio esfuerzo (en este caso un Blackberry) fue despojado de él como si de nada valiese cada gota de sudor.
Todo empezó con un "¿Qué me miras carajito?", desde ese momento, sabía que nada bueno saldría de ese comentario. No quiero ser racista ni clasista, pero ¿qué demonios iba yo a observar en dos seres que no merecen más que la atención de un carcelero? Les ruego disculpen mi falta de tacto, pero es tal la ira que invade, que no queda más nada que decir.
El incidente terminó tan rápido como empezó; un cruce de palabras, en el cual siempre mantuve mi postura; cosa que al parecer altera a estos "seres" de manera exorbitante, porque en su código genético debe estar escrito VIOLENCIA con mayúscula. Al no tener algo que decirme, el compañero del que manejaba la moto se bajó, al acercarse a mi, me retire y me puse a la defensiva; con lo que solo llegué a escuchar "Si no te dejas revisar te meto un pepazo". ¿Qué más remedio le queda a un pobre pendejo que dejarse robar? Pues en ese momento, no vi ningún otro.
Metió su mano en mi bolsillo y a continuación sacó mis ahorros de más de cuatro meses de trabajo, un Blackberry. Lo que me dijo antes de irse riendo, es lo que más me impresionó: "Menos mal que tenías un Blackberry". ¿Qué hubiese pasado si no lo tuviera? ¿Me iba a matar como a un perro callejero? Nunca lo sabré y espero quedarme con la incógnita de por vida.
Millones de ideas rondaron por mi cabeza, deseándole la muerte a él y a todos sus parientes, porque eso es lo que se merecen todas esas escorias.
Pero hoy, aquí sentado, me detengo a pensar que esto no es culpa solo de ellos (no excluyo su vagabundería ni su falta de amor propio por salir adelante y de su propia miseria), aquí el problema viene desde más arriba. Para no caer en proselitismo político, solo comentaré que todo sería mejor si la educación se implementará como un DEBER y un DERECHO de todo ciudadano y se hiciera cumplir a cabalidad. Solo por agregar algo más, todo sería mejor si nuestros "líderes" no pensaran solo en su bolsillo si no en el futuro de sus "hijos" (al pueblo me refiero).
Retomando el punto que dejé anteriormente, y sin la intención de alargarme; hoy me declaro clasista y racista contra estas "personas". ¿Por qué lo hago? Porque no dejaré que mis hijos crezcan en un país donde su padre tuvo miedo de salir a la calle, de mirar a alguien a los ojos demostrando su enojo por algo mal hecho, de ser privado de defender sus derechos, y lo más importante, de no poder decir "Buenos días" o sonreír a alguien porque será acribillado por un par de maleantes.
Hoy me declaro en rebeldía. Por miedo, soy clasista...

2 mar 2010

Aprendiendo a llorar

De nuevo frente a mi computador, buscando un motivo que me inspire, algo que me deje expresar lo que tal vez tenga dentro de mi. Recuerdos de un pasado que no volverá, pero que se mantienen fijos en mi recuerdo como si lo viviera en este instante, como si fuese a marcar mi destino de por vida.
Trato muchas veces de sentarme a sentir.. ¿Extraño verdad? Pero, ¿cuántos de nosotros sabemos de verdad lo que es sentir? Muchos podrán afirmar con la cabeza, podrán argumentar que el simple hecho de amar los "lleva a soñar más que nunca", a jamás dejar de sonreír. Pero sentirse feliz todo el tiempo... ¿es bueno?
Todos amamos sonreír, tener un motivo por el cual "vivir", contarlo y gritarlo a los cuatro vientos; pero cuando una lágrima brota de nuestros ojos, ¿por qué esconderla?.
Que difícil es vivir sin llorar ¿verdad?
¿Pero sabes qué es más difícil? Llorar solo en un rincón, pensar que el mundo acabará por tu "desdicha", llorar y lamentarte solo (aunque por dentro pidas una mano amiga, un oído que te escuche o simplemente un hombro que sea tu apoyo; solo "quieres estar solo"). Hasta el más fuerte tiene su corazoncito, algunos dicen por ahí, pues yo me considero parte de los que tienen aunque sea un poquito de corazón, pero la vida me ha enseñado (por bien o mal) que no todo en el mundo es reír y brillar; hay momentos difíciles que debemos superar, y siendo tan tercos queremos hacerlo solos! ¿¡¡Por qué!!? No lo sé amigos, de verdad, no lo sé.
El sentimiento de frustración me invade, el de tristeza también; muchas cosas se han vivido en poco tiempo y aún no se pueden canalizar de la manera correcta. No me gusta llorar, pero estoy convencido que es la terapia que a toda alma puede sanar.
Prefiero llorar en la oscuridad, donde nadie me pueda ver, donde nadie me pueda juzgar, ni nadie me considere "débil". Es tan estúpido pensar que el que llora es débil, es tan estúpido pensar que alguien te juzgará por hacerlo. ¿Por qué no sentir esa mano sobre mi espalda? ¿Por qué no dejar que mis oídos escuchen "todo pasará? Aún no encuentro la respuesta a mi pesar, a mi derrota.
Quiero aprender a llorar, quiero sentir y escuchar que hasta mi última pena no es nada imposible de sanar. Aunque no lo creas, tu que poco a poco me juzgaras o me comprenderás, las lágrimas en mi rostro si son de verdad, son porque las siento y ahora "frente de ti" no tengo miedo de expresar lo que por dentro me hace sentir fatal.
Gracias por dejarme llorar frente de ti, por ser mi hombro y mi amigo. Gracias a ti por no irte y escuchar mi tonta historia de nuevo

1 mar 2010

Nunca sabré...


¿Por qué caminamos sin mirar hacia los lados?¿Por qué avanzar por la vida sin saber lo que en verdad importa, sin detenerse un segundo a pensar lo que a otros agobia? Hoy yo trate de ver el mundo con otros ojos, hoy trate de cambiar...
Es un día totalmente normal, de esos que no llegan a plasmar un gran recuerdo en nuestra memoria; pero hoy estaba decidido a que todo ello cambiaría, tenia como objetivo observar y analizar a las personas que estuviesen cerca de mi.
Se abre la puerta del vagón en Antimano, luego de un día de inscripciones en la universidad sin nada trascendental que mencionar, algo en esta jungla de asfalto me debía hacer reaccionar. Entramos, mis compañeros fieles de Metro y yo, y como siempre nos mantenemos de pie; para evitar que nos ocurra algo o para no molestar a ese anciano que seguro se montará en la próxima parada y nos haga parar. Me quedo un rato en silencio, trato de observar a las personas que están a mi alrededor, pero es muy difícil, demasiado podría decir en verdad; esto de ver a las personas desde un punto de vista nuevo no parece funcionar.
Poco a poco el vagón se va llenando, muchas caras, muchos sonidos son "familiares" para mi. Dejo por un segundo de juzgar, de ver al de piel oscura como aquel que me querrá asaltar o a la Señora que va de pie como la que me empujará cuando vaya a salir.
Observo algo muy peculiar, pudiese decir que era un espejo de mi persona; un muchacho escucha música en su iPod de forma estruendosa, tanto que la gente lo mira como diciendo "Pobre, se quedará sordo" "¿Será que no tiene madre? ¿No se da cuenta que no quiero escuchar lo que a él le da la gana?", pero él sigue hundido en su mundo. ¿Qué pasará por la mente de aquel muchacho vestido de pantalones rotos, Convers y camisa blanca? Puede ser que el escuchar música lo inspire, tal vez lo haga olvidar problemas con su novia, o tan solo desea suprimir los pensamientos de todos aquellos que lo quieren juzgar... Nunca lo sabré..
Justo a su lado, una muchacha de pie con una pañalera, se dispone a dejar a su hijo en los brazos de una pobre anciana que deduzco, puede ser la abuela de la criatura. ¿Quién no sucumbe ante la mirada inocente y tierna de un bebe? Pues creo que encontré a la primera persona, su madre. ¿Ven? De nuevo he juzgado! ¿Quién soy yo para criticar a esas personas? Tal vez la muchacha viene de un día agotador de trabajo y solo quiere llegar a casa para jugar con su pequeño bebe, tal vez tuvo un altercado en la calle (uno de los miles que ocurren a diario) y no quiere que su pequeño vea la ira e impotencia que desborda por sus ojos; tal vez lo trata de proteger... Nunca lo sabré...
Una estación justo antes de llegar a mi destino, volteo la cabeza intentando descansar de todas aquellas preguntas y respuestas que bombardean mi mente; pero me encuentro con otra "gratificante" experiencia. Juntos, veo a un muchacho de buen porte: traje, corbata, reloj de buena marca; deduzco debe ser un ejecutivo con un alto grado de estudio; justo a su lado, el caso contrario, un muchacho de camiseta, jeans gastados y zapatos un tanto extraños, deduzco (más bien vuelvo a sacar un juicio apresurado) que es economista informal. ¡Esta vez me niego a dejar que mis "criterios" me hagan concluir juicios en el extremo apresurados! Espero, espero y espero, pero nada en sus actitudes demuestra que cambiará algo de lo que en un principio vi.
El tren se detiene, estoy a punto de bajarme para continuar mi camino, un tanto decepcionado porque pensé que vería algo en aquella situación que me haría reflexionar aún más. Cuando se abren las puertas y bajo, entra una muchacha con un bebe en brazos, la dejo pasar y a continuación salgo; por alguna extraña razón me detengo y no corro como siempre hacia una escalera mecánica, volteo hacia la ventana del vagón... ¡Qué sorpresa la mía! El muchacho de traje costoso, de buen reloj y de "grandes estudios" de repente se encontraba en un sueño profundo, como si la narcolepsia lo hubiese tomado desprevenido. Por su parte, el otro muchacho (nuestro economista informal) se para de su asiento para ofrecérselo a ella y no conforme con ello le pregunta si desea ayuda...
Lo que inició como un ejercicio de análisis, terminó en una experiencia absolutamente inexplicable, en un aprendizaje tan grande que aún no puedo describir. Mis problemas ahora son tan pequeños, tan insignificantes que no son dignos de mencionar.
Cuando pienses que el mundo se te viene abajo, que ya no puedes contra él, detente un momento y mira a tu alrededor, encontrarás mil y un razones para ayudar y seguir adelante.

"El mundo es perfecto se los puedo asegurar, lo he construido poco a poco y jamás lo podré abandonar"