10 oct 2010

Elecciones: ¿Por el mediocre o el paupérrimo?

"La democracia no es el silencio, es la claridad con que se exponen los problemas y la existencia de medios para resolverlos". Enrique Múgica Herzog


Cuando creemos que es posible decidir, que es posible afrontar un inconveniente sin perder jamás de vista nuestro horizonte, algo pasa; cuando creemos que los deseos utópicos pueden llegar a formar nuestra realidad, algo pasará; cuando creemos todo ello, un precipicio se avecina. Algunas veces encontramos una encrucijada en nuestro día a día, cosas mundanas, tal vez hasta banales; pero no llegamos a cerciorarnos que ello es lo que marcará la pauta en nuestro destino.

Quizás te estarás preguntando el por qué de mi "reflexión"; pues, a ciencia cierta no lo sé, tal vez sea el deseo o la ansiedad que siento al afrontar un problema y no poder resolverlo de forma tangible.

De nuevo, a Venezuela le tocó elegir. De nuevo, a Venezuela le tocó esperar. De nuevo, a Venezuela le tocó elegir por el que menos corrupción representa, por el que dice menor cantidad de mentiras en un minuto, por el que, por mayor o menor cantidad de estudios que tenga, sabemos nos está engañando.

Miles de ideas, prejuicios (con cimientos más que fuertes) y recelos bombardean mi mente sin cesar. Podríamos pasar horas, tal vez días, discutiendo lo que sería un político perfecto y la idea romántica de su concepción y currículo. Pero esa, lamentablemente, no es la idea de mi escrito. Mi intención es hacerte despertar, hacerte ver que el miedo si se puede acabar, que el privilegio de votar no lo tiene cualquiera (yo, por lo menos no sé hasta cuando lo tendremos nosotros), que no tenemos que vivir con odio, rencor ni angustia, porque la verdad, ni tu ni yo lo merecemos.

Quiero que abras tus ojos y no te dejes llevar, no me importa si eres de izquierda o de derecha, si eres rojo o azul; quiero que entiendas que en cualquier situación, todos somos iguales. Quiero que sientas a tu país como lo que en verdad es, quiero que lo veas como tu casa, como tu hermoso hogar; como la madre que te dio todo para que crecieras sin problemas.

Ella, tú, yo; todos merecemos a alguien que de verdad valga la pena. Alguien que se preocupe por la seguridad, por la educación, por la vialidad, y para tú de contar. No necesitamos más verborreicos, más falsas promesas, más odio, más división.

Quiero alguien que sepa lo que dice, que sepa lo que hace; alguien que tenga un plan y no se deje llevar por segundas manos ni por opiniones ajenas que lo corrompan. Alguien que sepa lo que es el calor de la familia, alguien que demuestre que ser estudiado no es malo, alguien que considere a su país como un sitio sagrado y que jure (¡pero de verdad!) que lo protegerá.

Quiero un país así.

¿Me ayudarías a construirlo?


"Para los que no tenemos creencias, la democracia es nuestra religión"
Paul Auster