28 may 2012

Elecciones estudiantiles en la UCAB



Elecciones estudiantiles en la UCAB
Aspirantes a la representación estudiantil empapelaron la universidad con propaganda

Desde tempranas horas de la mañana del 28 de mayo, los futuros aspirantes a la Representación Estudiantil se hicieron presentes en la UCAB. Cientos de afiches, flyers y material POP adornan cada rincón de la universidad en busca de un voto por la plancha que conforma cada uno de los estudiantes.
Tomás Alfredo Lengenmann, Director de Cultura de la plancha “Comunicación Con Tilde”, que compite actualmente por el Centro de Estudiantes de la Escuela de Comunicación Social, afirma que la gestión estudiantil del último periodo, conformada por el grupo político estudiantil “Convicción”, tuvo más fallas que fortalezas: “Simplemente perdieron el contacto con el estudiantado”, afirma convincentemente.
Lengemann, a través de su plancha, propone reanudar la comunicación con los estudiantes. Afirma que en esta sociedad, el correcto uso de las redes sociales es esencial para calar en el pensamiento de los estudiantes.
“Tenemos que acercarnos más a sus necesidades, críticas y sugerencias. El twitter del centro de estudiantes estuvo abandonado por muchísimo tiempo”, haciendo referencia, nuevamente, al manejo de las comunicaciones por parte de la anterior gestión.
Por su parte, Helena Pulido, aspirante a Consejera al Decanato de Desarrollo Estudiantil, afirma que, al igual que la política nacional, la estudiantil está manchada por la corrupción.
“De verdad, el peor error de mi vida fue haberme metido en la política”, afirma Pulido. Reitera que la competencia entre los estudiantes de distintas planchas, incluso aquellos que forjaron alguna alianza, continúa teniendo un matiz turbio.
Pulido, comenta a su vez que los fondos utilizados para financiar las campañas provienen de una inversión privada que realizan cada uno de los aspirantes. Desmiente la idea de que organizaciones externas, tal como los partidos políticos nacionales, aportan cualquier tipo de capital en la realización de la jornada electoral.
En un comunicado realizado por la Comisión Electoral de la UCAB el 26 de mayo del presente año, se hace conocimiento a la comunidad universitaria sobre las pautas referidas a las elecciones estudiantiles y su posterior aprobación. La Comisión Electoral de la universidad se encuentra conformada por los profesores Francisco Coello como Presidente, Yanira Hernández, Secretaria; Elsi Araujo, Ninoska Rodríguez y Joao De Gouveia, junto a los bachilleres Bélgica Álvarez y Reinaldo Díaz.
Las elecciones para elegir a los próximos Centros de Estudiantes que representarán a cada una de las escuelas de la universidad, así como a los Representantes Estudiantiles ante el Consejo Universitario, Consejo General de Desarrollo Estudiantil y los Consejos de Facultad y Escuela, se realizarán el próximo jueves 28 de mayo. El horario de votación iniciará a las 7 am y finalizará a las 7 pm del mismo día.

8 dic 2011

El olor del tiempo

Como el frágil sonido que arroja el corcho al liberarse de aquel opresor que lo mantenía cautivo desde hace décadas, así, prácticamente, se ha convertido esta experiencia junto a ti. Un dulce aroma que se desprende del sin fondo de aquella botella, evoca el efímero recuerdo de tu azabache caballera sobre cada rincón de mi rostro.
Aquella multitud de sentimientos que no lograron calar, terminaron juntándose, terminaron mezclándose, hasta lograr una masa informe que, lamentablemente, ni tu ni yo lograremos descifrar.
Quizás sea la unión de un racimo siciliano, la fragancia de un cerezo y el tiempo; pero cada aspiración vuelve trémulo mis sentimientos, mientras un ligero e insistente escalofrío surca los vellos de mi nuca evocando tu delicada respiración.
Porque las copas vienen y van, esbozando en mi memoria los recuerdos de tu inocente melodía, esa suave voz que tallaba en mi ser los más delicados sentimientos, mientras cientos, miles, millones de aromas se grababan entre nuestros dedos. Siento el mundo en tu sonrisa, veo la perpetuidad en tu sonrisa; quizás esos momentos, esas melodías, esos aromas queden plasmados en tu recuerdo, en nuestro recuerdo; pero el tacto de aquella dulce fragancia me torturará día tras día.
Ahora, como para aumentar el drama y la melancolía, ha decidido llover. No se si es parte de un malévolo plan, pero el aroma que desprende el vino dejó su dulzura atrás; ha empezado a tomar “un cuerpo escabroso”, dirían muchos catadores de este maldito elixir. Pueden ser las gotas que ahora rozan mi rostro mientras doy pasos temblorosos hacia el final de mi balcón las que tatúan ahora, las que marcarán por siempre la pérdida de tu aroma.
Gotas de agua, gotas de lluvia, gotas de lágrimas que tratan de acariciar, que se empeñan en borrar el dulce aroma que dejó tu negra caballera, que ya no recuerdo tan azabache, en cada rincón de lo que alguna vez llamaste “delicado corazón”.
“Entre más te tengo, más te pierdo”, citaba Gene Kelly en un diálogo de Singing in the rain, mientras un ente purulento se gestaba en el medio de su pecho. Que irónica esta frase y este momento: entre más necesito y deseo estar con ese ser, más lejos quedo de mi persona; con mayor facilidad pierdo el sentido de lo que, en algún momento, fui, de lo que llegué a representar. Nos conocimos cuerdos, nos fundimos en un tiempo insano.
Porque el olor de la lluvia despierta el anhelo de tu sonrisa y de tu voz, el olor de este maldito vino, el de tu cabello; porque el cerezo, la uva, las lágrimas y el recuerdo se juntan en la fragancia que domina y maneja mi eterno presente. A ti te debo el todo, a ti te debo la nada; simplemente dejaré que las fragancias jueguen con este viento frío de invierno; esperando que la próxima primavera se lleve la lluvia, se lleve el alcohol.
Y es que el aroma y el amor terminan siendo lo mismo, un afán de perpetuidad que busca, cuando comienza, hacerse notar; pero a medida que transcurre el tiempo se va perdiendo, se va pudriendo, se va olvidando.

7 may 2011

Una cuota de poder

Ningún militar golpista de izquierda o de derecha debe ser electo como presidente de su país…”, afirmó Rafael Osío Cabrices, mientras se realizaba un conversatorio en el auditorio Hermano Lanz de la Ucab el día 04 de mayo, donde el público presente podría plantearle dudas al invitado de esa tarde.

Lamentablemente, la frase que se señala al inicio del escrito, es una de las pocas cosas que pueden ser recogidas de este foro y tal vez, llegar a ser analizadas. Durante la hora y media que duró el mencionado evento, Osío mantenía una oratoria dispersa en donde divagaba continuamente y no mantenía un punto claro en sus ideas. Nunca se observó una ilación en sus intervenciones.

Tal vez la improvisación de las organizadoras y ponentes del evento, haya influido en la ruptura continua de ideas que “trataba” de mantener el invitado. Éste, en varias oportunidades, se dejó ver incomodo y ofendido, bien fuera por la complejidad de las preguntas que se le hacía o por el contenido que estas planteaban; sin embargo, la manera en que el mismo respondía, dejaba mucho que desear.

En contadas oportunidades, Osío se mostró soberbio y con una actitud muy cercana a la humillación de las que en algún momento, según sus propias palabras, fueron sus alumnas.

Este comportamiento nos permite apreciar algo formidable. Sin importar cual sea su pasado, muchas personas, al alcanzar cierto prestigio, se ciegan ante lo que, tristemente, en su pequeñez, creen una cuota de poder. ¿Será que Rafael Osío olvidó que, hace varios años, el también se encontró en la posición de las estudiantes?

17 feb 2011

Terminas siendo un número

Son las 11:02 pm y me dispongo a escribir algo en mi blog. Desde el momento en que decidí abrir esta pequeña página, quise darle un toque personal: un poco de música, un fondo obscuro que hiciera un buen contraste con la seriedad de mis escritos. Considero que, de por sí, estos son un poco agresivos y establecen una crítica social bastante cruda, pero al fin y al cabo, esa es la idea de la realidad en la que nos encontramos sumergidos.

No sé que pensará toda aquella persona que lea este escrito, pero por lo menos yo, estoy más que agotado de vivir en un lugar donde la vida de un ser humano vale menos de 1.400 Bs (cálculo aproximado de uno de los Blackberrys más económicos), y aún así el precio de una botella de agua potable es dos veces mayor al precio de una cerveza. Por eso, por esta pequeña reflexión, es que somos lo que somos.

No es fácil sentarse cada mañana a ver las noticias en la TV, en las redes sociales o en algún periódico y sentir que la vida en este país - o lo que queda de él -, se va consumiendo como una bolsa de yesca en la mitad del mismísimo infierno.

Con cada noticia, con cada asesinato, con cada lágrima derramada por esa madre que perdió a su hijo, me dispongo a "afrontar" esta enorme e intrincada problemática.

Hace algunos meses me detuve a pensar, al igual que con el resto de mis escritos, a tratar de canalizar como todo esto se ha convertido en el pan de cada día, y solo pude encontrar una respuesta medianamente lógica: esta sociedad se fue a la gran mierda.

Desde los ricos, que van comiendo con sus cucharas de plata lonjas de oro rebosadas en un poco de salsa "diamantesca", hasta el más pobre que se contenta cuando puede lamer un poco de ketchup que quedó en la Cajita Feliz que está en la pila de basura.

Pero hoy, este simple escrito va dirigido a lo que sobró de la sociedad, a todo aquello que se quiso botar desde hace mucho tiempo, o como dice Alejandro Moreno en su libro Y salimos a matar gente: "... aquellas partes de la pieza de mármol que se pulen, tallan, quitan y rompen para tratar de crear una escultura a la que llamamos sociedad...". Con todo esto no hago más que una referencia a los delincuentes, a todos aquellos malandros o basura que terminan de hundir a una sociedad que, ya de por si, está en decadencia.

A estos pequeños pedazos de materia inerte, los dividí - o al menos traté de hacerlo - en tres pequeños grupos: los que roban por necesidad, los que roban por aparentar y los que roban por placer.

Los primeros son los que han existido desde que el hombre tiene uso de razón. Son todos aquellos a los cuales la sociedad los echó a un lado, como una bestia con la peor de las pestes, y jamás se dispuso a observarlos. Todos ellos roban al portugués de la esquina un pedazo de pan o asaltan a aquel que tiene la gran camioneta y que siempre tiene efectivo consigo. Roban porque es la única manera en que creen poder subsistir.

La clasificación se complica con los que están de segundo y tercer puesto. Se quiere aclarar que, solo porque estén debajo de los que roban por necesidad, no implica que estos sean peores o mejores, desde mi punto de vista, siguen siendo la misma escoria.

Tanto el segundo como el tercero de esta clasificación tienen algo en común: a ninguno de los miembros pertenecientes a estos clanes les temblará el pulso al momento de asesinar. Los segundos, los que roban para aparentar, que es lo más común en estos días, suelen arrebatar teléfonos móviles de 4ta generación - si es anterior a esta lo miran con desprecio -, Ipods - cualquier otro dispositivo de música portátil que posea la víctima puede ser considerado una ofensa para estos "seres" y ser merecedora de una bella y reluciente bala - y otras cosas tan inútiles y tan banales que en verdad, no vale la pena nombrar.

El problema aumenta cuando la víctima no posee un equipo de los que menciono anteriormente, o, tan sencillo, se niega a darlo de buenas a primeras porque le requirió mucho esfuerzo conseguirlo, porque puede llegar a conocer y sentir la desesperación del asocial; algunas veces, como mencioné anteriormente, puede sentirlo con una bala en el medio de las cejas.

Y, de este brote de anarquía y de la perdida total del clamor por la vida humana, surge nuestra última miasma. Me refiero al que roba y mata por el divino sentimiento de placer. No necesita mayor descripción, es el "típico" sicario, el único que disfruta con el simple hecho de arrebatarle la vida a alguien, no por necesidad, no por cubrir una maldita apariencia, si no por el placer, por el más asqueroso y vil de los "placeres". Terminarás siendo un número más en su lista.

Con todo lo que escribí anteriormente no quiero alertarte ni asustarte, aunque, para ser francos, si en estos últimos años no te has sentido así, deberías reconsiderar la forma en que ves a tu país. Solo trato de hacerte entender que este "país" ya no es un cuento de hadas, si es que alguna vez lo fue, porque, en verdad, esto se convirtió en una pesadilla que hasta el mismísimo Freddy Kruger temería.

En verdad, este escrito solo lleva como mensaje final una palabra: precaución. Deja de ser ostentoso ante los demás, porque de nada sirve nacer en una cuna de oro cuando tu ataúd de madera estará bañado de balas y dolor.





13 feb 2011

Charla sobre un tópico atípico

Un nuevo día estaba a punto de comenzar, la rutina sería la de siempre: desayunar, asearse e ir a la UCAB. Lo que muchos no sabíamos, es que, nosotros junto a nuestros acompañantes, tendríamos una nueva perspectiva de la vida, la lucha por sobrevivir y el sentimiento de fe que mantuvo a todo un pueblo unido.

La asignación era simple: llevar a un amigo para que, junto a nosotros, escuchara una charla sobre el Holocausto o Shoá, la cual estaría dirigida por una antigua sobreviviente de Auschwitz, uno de los campos de concentración más famosos de esta terrorífica época, la Señora Trudy Spira.

Mi acompañante y amigo de la infancia, Andrés E. Kolanovic V, estudiante de Segundo Año de Derecho de la UCAB, se estremeció tanto como yo al escuchar las palabras tan sinceras, tiernas y llenas de tristeza de la ponente. Posteriormente, en una especie de entrevista, que prefiero llamar: charla sobre un tópico atípico, logré exprimir todas aquellas perspectivas e ideas que surgieron en su persona durante esas dos horas.

Empezamos conversando acerca de lo poco o mucho que sabíamos sobre el Shoá, él por su parte relató lo siguiente: “…tomando en cuenta todos los estudios de historia que tuve durante mi bachillerato, inclusive en la universidad, sobre la II Guerra Mundial, el Holocausto o Shoá, nada se compara a escuchar el testimonio de un sobreviviente de este abominable hecho, como es el caso de la Señora Trudy Spira”.

Me comentó lo impactante que resultó para él desconocer todos esos hechos, por más que antiguos profesores, libros, documentos, expresen con cierta frivolidad la muerte de seis millones de judíos por cámaras de gas, balas, horcas, hambre y hasta trabajo extenuante; a dar un giro tan brusco y que una sobreviviente de esta época, la Señora Spira, nos explicara todo lo que sufrió y padeció por estos “bárbaros”; como le fue arrebatada su familia de buenas a primeras, que la llegaran a usar como experimento y le arrancasen dedos de los pies sin anestesia, que la tatuaran como si fuese ganado, que la castigaran sin piedad dejándola a la intemperie en pleno invierno. “Cosas como esas, enseñan y llegan más que si las leyésemos como si fuese un cuento y no una realidad”.

Concordamos en muchas cosas, pero una de las más destacadas fue el heroísmo que nos trasmitió la Señora Spira. Tal como ella nos dijo, no mucho de los sobrevivientes del Shoá deciden compartir su historia, no todos son capaces de hablar del antes y el después de este bache en la historia universal. Como un caso particular, mencionó a su difunto esposo, que al igual que ella, logró sobrevivir en Auschwitz, pero que nunca fue capaz o no decidió compartir con los demás su experiencia en el campo de concentración.

“… supimos muy poco de su experiencia en Auschwitz, lo poco o mucho que llegó a sufrir se lo llevo a la tumba...” (Spira, 2011).

Mientras continuaba nuestra conversación, logré captar algo muy importante en un comentario de Andrés, el cual citaré textualmente:

“…desde mi punto de vista, escuchar el testimonio de esta gran señora, es un aprendizaje muy nutrido no solo de El Shoá, sino de la vida también. Nos hace reflexionar acerca del hecho de que una niña de 12 años, la cual debería estar pensando en muñecas y juguetes, ahora solo le llegan ideas a su cabeza de si su papá estará con vida o no, si sus abuelos aún viven o no; y a veces nosotros, aquellas personas que gracias a Dios no hemos vivido una situación como esta, nos detenemos por pequeñeces que simplemente no tienen sentido o que en verdad no valen la pena”.

Cuando escuchábamos sus palabras sobre cómo la llevaron a Auschwitz, del efímero recuerdo de su padre diciéndole la edad que debía responder cuando le preguntaran, cuando vio como maltrataron a su madre, se nos hace total y absolutamente imposible pensar que hubiéramos sentido las mismas emociones observando un programa de El Shoá en la televisión.

Una de las razones por las que invité a Andrés a esta charla, es por su ascendencia y raíces croatas, las cuales se remontan a su abuelo paterno, el cual tuvo que huir de su país por la II Guerra Mundial, aunque, en sus propias palabras, jamás llegó a vivir situaciones tan terribles como las que relató la Señora Spira. Aunque su abuelo no llegara a ser víctima de las atrocidades cometidas por los nazis, esa procedencia, ese sentimiento balcánico hizo que le llegara aún más el relato, y llegó hasta sentirse agradecido porque su familia aún seguía completa.

No creo que pueda haber un mejor cierre que el que me brindó Andrés al finalizar nuestra charla:

“Siento que el aplauso sentido y caluroso que le pudimos haber dado a la Señora Trudy en ese auditorio, es una manera de agradecerle por ser tan valiente y por su importante labor de llevar su testimonio a comunidades de jóvenes en nuestro país, así como lo hizo con nosotros. Después de haberla escuchado, creo que nunca más volveré a hablar sobre la Guerra o sobre el Holocausto con la misma indiferencia, o sentirlo como un hecho lejano e inclusive hasta fantástico, que lo podemos ver en documentales o programas televisivos, sino ya como una experiencia, no vivida, pero sí contada y relatada a través de un discurso lleno de sentimientos y recuerdos muy tristes, pero a su vez muy valerosos y heroicos como el de la Señora Trudy Spira”.

Mi Regalo

Y sonó el timbre.

¡Qué momento tan inoportuno para llamar a la puerta! No importa, debe de ser el cartero, el que trae la leche o los niños de la vecina que miran siempre por mi ventana cuando salgo de la ducha.

Suena de nuevo el timbre.

Imbéciles. Todos son unos imbéciles.

Vuelve a sonar.

Pero, ¿quién soy yo para privarles del placer de observarme? Pobres, jamás lograrán tener más que pensamientos eróticos conmigo.

Suena de nuevo.

¡No puede ser! ¿Tengo que hacer todo yo en esta casa? Seguro es Juan, tan tonto como siempre. No me puede ver, porque enseguida hace lo de siempre: agacha la cabeza, aprieta las manos y habla entre dientes. No podía ser más molesto. Siempre, siempre, siempre desde pequeño ha sido todo igual. En el preescolar, mi miraba y se escondía. En la primaria lo mismo. ¿Será que tiene problemas?

¡Ja! Efectivamente, míralo ahí en la puerta. Arreglándose el cabello, ajustando su camisa y parándose derecho. Algunas veces me da pena. Algunas veces todos me dan pena. No me queda más remedio, siempre soy la martirizada en esta sucia casa. Le abrí la puerta, con una enorme sonrisa y mi bata de dormir pequeñita, porque tiene que ser pequeñita, le pregunté:

¿Qué vienes a hacer aquí?

De nuevo sin ninguna respuesta. Siempre tan callado. ¡Ay Juanito, Juanito! Me da hasta lástima verlo así.

Pasa –, si no habla, no me queda de otra ¿no?

Hace lo mismo de siempre. La misma rutina, la misma estúpida rutina. Pasa, observa la casa, como si nunca la hubiera visto, se queda mirando fijamente el reloj de piso de mi padre y va al sillón que está al lado de la ventana. Yo, en cambio, siempre hago algo distinto. Voy bailando hasta la sala, dando pequeños brincos para ver su cara de tonto por el espejo; pongo un disco en la tocata, vaya forma de nombrarlo ¿no?... y me siento con mucha gracia, una gracia y sensualidad que solo podrías imaginar dentro de un cabaret francés.

Y ahí está, tonto y con la mirada fija puesta en mí. Al principio me incomodaba, pero ¡Bah, que va! A este pobre crío solo le queda eso; si ni siquiera puede hablarme. De repente, como si me lo hubiera dicho desde algún lado, como si lo hubiera dicho un ángel, y mira que existen los ángeles, las brujas, los duendes… Todo eso existe, yo lo sé; abrió su gran bocota:

Oye – me dijo –. Oye Julia, ¿qué tal te trae Carlos?

Y aquí vamos de nuevo:

¿Carlos?

Sí, Carlos.

Ya estoy cansada de que siempre que me hable, siempre que lo hace, tiene que nombrar a ese Carlos. Otro de mis babosos, tiene cierto aire de sexualidad; pero al fin y al cabo, otro baboso más al que nunca le prestaré atención. No entienden que a ellos jamás les prestaré atención.

¿Será que a Juan le gusta Carlos? Debe ser, jamás habla de mí. No es que me interese, de verdad no me interesa, pero sería agradable que este imbécil que debo tratar bien, también botara su asquerosa baba por mí.

Silencio. Es lo único que sabe hacer. Silencio. Bueno, no me queda más que deshacerme de él; no puedo estar pendiente de un loco el día antes de mi cumpleaños.

Si vieras el vestido que me compré, es hermoso, chiquito y muy sexy. Espero que Elena se voltee a mirarme. Solo lo hago por ella. Solo por ella camino así, me visto así, me siento así. Pero ella no sabe de mí, no quiere saber de mí. Sé que siente lo mismo que yo, sé que ve mis labios y los desea tanto como yo deseo los de ella. Pero siempre ocurre lo mismo, siempre hay alguien que no quiere dejarme ser feliz. Padres, siempre buscan un motivo para arruinar mi vida…

No soporto este silencio:

¿Quieres Coca Cola? – tengo que hablarle de algo, si no me quedaré como él.

Te he preguntado por Carlos.

Y de nuevo, volvimos al mismo tema. Carlos. Él me habla y yo solo respondo como un robot. Es divertido hacerle enojar. Piensa que respondo como una niña tonta porque no entiendo de qué habla, pero no se da cuenta, nadie se da cuenta, que no quiero hablar con ellos, solo con Elena. Si la vieras caminar, si vieras como se mueve, como brillan sus ojos durante el día. Es hermosa, simplemente hermosa.

Este tonto me sigue hablando. Las palabras salen de mi boca, pero en verdad no tengo idea de lo que digo. Sé que le hablé de mi vestido, como si a él le importara eso; y peor aún, como si a mí me importara su opinión. Solo me importa la de Elena. Intenta decirme algo sobre un regalo especial, sobre una reunión en la fuente de soda. Siempre intenta decirme algo, pero jamás logra decirme nada.

Bueno, no me quedó más remedio que aceptar esa famosa “cita” para mañana. Igual, no tengo mayor cosa que hacer.

Llegó el día. Hoy tengo tantas cosas que hacer: ir de compras, ir a la peluquería; pero lo más importante es que voy a decirle a Elena todo lo que siento por ella. Sé que me corresponderá, nadie es capaz de decirme que no.

Camino a su casa, me empiezan a temblar las manos, qué tonta soy. Llamo a su puerta y cuando va a abrir siento un montón de mariposas en mi estómago. Me quedo aterrada, sin poder decir nada. Ahí está ella, con una bata pequeña, como la que yo uso cuando viene Juanito; con una enorme sonrisa, como la que yo siempre tengo cuando viene Juanito; me invita a pasar y empiezo a deambular por la sala, miro fijamente una escultura de su madre, la misma que siempre he mirado desde pequeña, dejo de mirarla y me acerco al sofá que está al lado de la venta para sentarme sin decir una sola palabra.

Ahí está ella, con una norme sonrisa sentada frente de mí, con esa mirada que se siente como una mano que tapa mi boca, cierra mis labios poco a poco y susurra las palabras más románticas a mí oído. Sí, es exactamente así como se siente. Reúno fuerzas y le digo:

­Sabes que hoy es mi cumpleaños ¿no?

Sí mi niña ­ – me dijo de forma muy dulce.

Me enamora siempre que me dice mi niña. Sé que estamos destinadas a estar juntas. Solo nosotras podemos hacernos totalmente felices. Recojo fuerzas nuevamente y le digo:

Sabes que estás invitada ¿cierto?

Si mi niña ­­ – y me vuelve a derretir.

En verdad Elena, he venido esta tarde a confesarte algo. Siempre te he visto como algo más que una amiga… ¿entiendes?

Sí mi niña ­– me vuelve a derretir con esas palabritas.

La verdad es que tú me gustas. Te veo todos los días y siento más y más deseos de besarte…

¡¿Besarme!? – me preguntó asombrada.

… sí, de besarte. ¿No sientes lo mismo por mí? ­– pregunté con la voz temblorosa y mis manos gélidas.

¡NO! ¿Qué clase de pregunta es esa? ¿Cómo pudiste siquiera imaginar que me ibas a gustar tú? ¿No estás cansada de verme con mi novio? ¿No estás cansada de verme abrazada con él? ¿No ves que estuvimos juntos en la inauguración de “Crema Paraíso” en Santa Mónica?

Pero… ¿y las miradas, los abrazos, los cariños?

¡Son solo juegos estúpidos Julia! Es simple cariño de amigas. Por favor, lárgate de mi casa y no vuelvas a venir, no vuelvas a buscarme ni vuelvas a hablarme en toda tu vida…

Pero… ­– le dije con lágrimas en los ojos.

¡Pero nada! ¡Lárgate ya!

El golpe tan estruendoso que dejó la puerta tras ese grito, se compaginó con el crujir de los pedazos de mi corazón que caían poco a poco en el áspero suelo. ¿Qué salió mal? Estoy segura que ella siente lo mismo que yo por ella. Pero, me dijo de todo. Siento que el mundo se cae, siento que el mundo ya no vale más la pena.

Al demonio con Juan. Que se coma su estúpido regalo. Al demonio con mi cumpleaños, si no puedo tener todo lo que deseé en esta vida, no vale la pena celebrar nada. En verdad no quisiera tener más nada que a Elena. No vale la pena seguir viviendo si ella no quiere estar junto a mí. Solo ella podía hacerme feliz.

Adiós mundo imbécil, adiós mundo banal. Me cansé de tener todo en la vida y al final no tener nada. Lo di todo por ti Elena: mi alma, mi cuerpo y hasta mi ser; y aquí me tienes, llorando frente a tu casa, arrodillada implorando por tu amor. Eres igual a ellos, todo ser humano es igual a tí. Traicionera, imbécil y mimada; ya sin ti no voy a poder vivir.

Entropía

La Real Academia Española define entropía como medida de la incertidumbre existente ante un conjunto de mensajes, de los cuales se va a recibir uno solo. Haciendo referencia a este concepto, que extraemos del diccionario, se quiere destacar una parte muy importante de este: “medida de incertidumbre existente”, ya que, para los efectos de este escrito, cae mucho mejor de lo que se podría llegar a desear.

Debemos tener en cuenta algo, la comunicación, para el ser humano, lo es todo. Muchos historiadores, científicos y letrados han discutido en pasados años sobre, si el raciocinio de la mente humana prevalece sobre la capacidad de articular palabras y viceversa.

Hoy, puedo afirmar, sin miedo a equivocarme, que ambos cumplen una relación de extrema codependencia porque ninguna fuese capaz de existir sin la otra. Se quiere acotar y aclarar que en este contexto se hace referencia al raciocinio como la capacidad de analizar y actuar de una manera “correcta” antes de realizar una acción, cualquiera sea esta; por lo tanto, el arte de la palabra es y debe ser un acto puro donde se pueda transmitir todo, con una claridad impecable, casi meticulosa, lo que se puede llegar a sentir o que en un momento dado se desee expresar, basándose fielmente en los límites de la razón.

Esta pequeña introducción, aunque llegue a sonar un poco escabrosa y un tanto disparatada, permite construir una guía y da una base solida al argumento principal de este trabajo.

Desde pequeño he escuchado que si no eres vivo, el mundo te comerá. Realmente, nunca le presté mayor importancia a dicha expresión hasta este momento, cuando en verdad me doy cuenta de lo grave que ha llegado a ser esta costumbre.

Si realizas una encuesta en Venezuela, a cualquier persona, sin distinguir estrato social, raza, sexo o “etnia” – no se quiere llegar a parecer irónico y un tanto déspota, pero en este país hay tal mezcolanza de razas que el significado primero de etnia se perdió en la época de conquista, de la cual, haremos referencia luego – y se pregunta: ¿Qué es la viveza criolla?, muchos te darán como respuesta que es la manera de sobrevivir, es la manera de ser siempre el jodedor y el alma de la fiesta, es lo que te permite salir airoso de cualquier situación en la que te veas implicado, y en la cual, lo más probable, seas el culpable, entre muchas otras definiciones, que a la postre, redundan en la misma idea y no llegan a consenso.

Entonces, podemos sacar un pequeño concepto de lo que, para el venezolano, la viveza significa: agudeza en el ingenio. Aunque puedas llegar a sentirte orgulloso de que te llamen “vivo” luego de leer esta interpretación, deberías sentirte avergonzado y tomarlo como uno de los más grandes improperios que alguien te pueda propiciar.

Es verdad, el ser “vivo” te liga de una manera entrañable con el ser pícaro, y aquí no hacemos mención a lo que por venezolanos se está acostumbrado a definir o conceptualizar por pícaro –alguien que siempre está un paso más adelante, alguien que con su “astucia” causa sensación, gracia y hasta sentimiento en los que le observan –.

Para no caer de nuevo en una interpretación, se cita textualmente una entrevista que le realizó El Universal a Axel Capriles, autor de La picardía del venezolano o el triunfo de Tío Conejo, donde se le pregunta por cómo él define a un pícaro:

Un transgresor, en quien la maldad no surge como primera característica y además tiene unos elementos de humor, de chiste. Pero está en el límite del pícaro que se caracteriza por su cinismo, por no tener valores, que se puede convertir en delincuente y hasta en psicópata.

Luego de esta referencia, no se siente tan bien ser considerado un pícaro ¿cierto?

En la introducción de este texto se recalcó un punto muy importante, la comunicación. El pícaro y/o el vivo saben manejar a su antojo este importantísimo elemento. Un pícaro sabe engañar y crear una red entramada de palabras que deja a su oyente eufórico, solo por el simple hecho de que, este pícaro, tenga un elemento un tanto mitológico – o se le considere como tal –, ya que crea un sentimiento de pertenencia y de importancia en el mencionado oyente.

No con esto quiero decir que toda persona que sepa utilizar de una manera extraordinaria el lenguaje sea un pícaro, solo trato de recalcar una de las características más importantes y relevantes de este.

El pícaro venezolano se ha convertido en la figura de héroe, cuando en verdad tiene todos los rasgos y características necesarias para ser el archienemigo de cualquier súper héroe.

En nuestra sociedad, esa actitud picaresca, es lo que nos ha llevado a ser el pueblo que somos hoy día. Un pueblo que vive en la mayor de las entropías, donde se trata de establecer un grado de “orden” en un mundo creado a base del ensayo y error, del mismísimo desorden.

¿Un pueblo que se jacta de ser pícaro, de ser uno de los más avispados en lo que al mundo e interpretación de este se refiere, se deja robar millones de dólares por sus pícaros de alto rango y siente placer por el pasar hambre? Eso no es ser avispado ni pícaro, es un peyorativo que se prefiere no nombrar para efectos de un texto limpio, más si se deja y se confía en la interpretación propia del lector para tratar de descifrarlo sin sentirse ofendido.

El venezolano carga con un peso sobre sus hombros desde la época de conquista –ya desde el timo que le propició Cristóbal Colón a uno de sus marinos al decirles que al primero que encontrara tierra, se le compensaría con una suma grande de dinero –. Ya desde ese momento, el venezolano había sido condenado a una vida de timos, mentiras y juegos para salir airoso, y qué casualidad: así definimos anteriormente picardía.

Con el texto que se ha escrito, no se busca que el lector piense que es el culpable de toda esta situación, aunque en verdad eres parte del problema y no de la solución. Lo único que queda por tratar es: ¿seguirás siendo el pícaro jodedor al que todos “admiran” o pasarás a ser parte de la civilización actual?

19 nov 2010

Carta a la inmensidad

Aunque trate de codificar una sonrisa para ocultar mis lágrimas, algunas veces es mejor hacer catarsis con una hoja y dejar que los sentimientos marquen la pauta entre mi mano y mis pensamientos.

Quizás no llegué a conocerte de la mejor manera que hubiese querido, quizás solo recuerde tu rostro por esas fotos que, ayer estaban a color, hoy solo queda una cepia. Quizás solo recuerde conversaciones por teléfono, la forma en que me escuchaste crecer, la manera en que confundías mi voz con la de tu hermano, la gracia con la que te reías y llorabas al ver que tu pequeño sobrino se convertía poco a poco en la imagen de su padre, de tu hermano.

Hace poco, un gran amigo me llegó a decir: "¿Será que llegamos a la edad en que perdemos a los que en verdad amamos?". Por un momento no le presté mayor atención, unas risas tontas para tapar un comentario tan amargo. Que irónico como el destino te dice lo que pasará pero no le queremos creer ¿verdad? Quiero creer que no es verdad, quería creer que aún no había llegado a esa edad, pero al parecer, si hemos llegado tío.

Sé que luchaste, sé que llegaste a caer, pero aún así hiciste hasta lo imposible por levantarte. Fueron 5 años de agonía, desespero, olvido y frustraciones; pero fueron 5 años donde diste la mejor de tus batallas, la que al fin y al cabo te terminó venciendo.

¿Egoísta? Es verdad tío, eso es lo que soy, eso es lo que somos.

¿Qué por qué lloro? Pues, porque te fuiste. Sé que estabas sufriendo, que ya era inútil la batalla, pero ustedes me enseñaron que las guerras se ganan con esperanza, no con armas.

Sí tío, si te pienso.

Sí tío, nunca olvidaré lo poco y lo mucho que me enseñaste.

Sí tío, aún conservo la gorra que me enviaste del Barcelona...

¡Jajajaja! Si tío lo sé. Sé lo mucho que te costó comprar algo catalán siendo gallego.

Sí tío, nosotros cuidaremos a los pequeños.

¿Pero qué haremos sin ti? No puedo dejar de pensar como será un futuro sin verte por ahí protestando, sin verte por ahí refunfuñando entre dientes. ¿Quién me va a llamar ahora en los cumple años? Sí tío, yo sé que era una tontería, pero era nuestra tontería ¿me entiendes?

Hoy no quiero testigos. Hoy escribo esta carta tratando de olvidar tu infinito letargo. Sé que ya no sientes dolor, sé que no debemos estar tristes, pero viejo, te fuiste y eso no es fácil de asimilar.

Sí tío, yo lo sé. Sé que dentro de poco solo recordaremos tus malas mañas y lo gracioso que te veías en Navidad, pero solo serán recuerdos. ¿Qué pasará cuando empiece a olvidar esos detalles?

¿Seguro? ¿Tú harás que se queden fijos en mi mente?

¿De verdad nos ayudarás a secar las lágrimas? ¿Me lo prometes?

Lo siento tío, no me regañes. No puedo dejar de llorar, lo lamento.

¿En serio? ¿No te molesta que llore? Es que me harás falta.

Gracias tío, yo sé que siempre cuidarás de mi. Promete que cuando te necesite me tenderás la mano y unos cuantos euritos jejeje.

Sí lo sé, igual que mi papá.

Si tío, yo cuido de él. Prometo reprenderlo como tú lo hacías.

¿Qué hago cuando rompa en llanto de nuevo? ¿Pienso en ti? ¿Lloro? ¿Lo dejo salir todo?

Te lo prometo tío. Prometo llorarte hasta dejar salir todo y luego continuar con mi vida. Pero tú me tienes que prometer que no te irás, que no harás que tu recuerdo se cubra de polvo ¿vale?

Bueno tío, ahora sí, te dejo continuar, te dejo seguir. Sé que escucharas mi llanto en tu espalda, sé que escuchas muchos llantos detrás de ti. Pero tú fuiste fuerte, tú fuiste valiente, tú nos enseñaste que está bien caer, pero es mejor levantarse.

Gracias por la visita, una visita corta, 76 años que se pasaron como un viento por la cortina.

Cuídanos desde arriba, no nos dejes cargar la pena solos ¿vale?

Ok ok ok, lo lamento. Sabes que me tiendo a extender.

Nos vemos pronto.
Te amo.

7 nov 2010

La Noche Estrellada


Veo:

  • · Pintura nocturna.
  • · Predominación de colores fríos (verdes y azules) sobre colores cálidos (amarillos y naranjas).
  • · Sombreado profuso en un primer plano (quizás un arbusto).
  • · Pequeña aldea en un segundo plano.
  • · Líneas gruesas para demarcar el contorno de los hogares.
  • · Iglesia con una cúpula elevada.
  • · Plano más alejado: montañas y noche estrellada.
  • · Trazo grueso y continuo que delimita el cielo de la tierra (montañas).
  • · Trazos que describen curvaturas y círculos inconclusos en el cielo.

Pienso:

  • · Frío.
  • · Desesperación.
  • · Inquietud.
  • · Amor por lo desconocido y poco observable.
  • · Añorar un hogar utópico.
  • · Exponer el cielo como un lugar de libertad.
  • · La tierra, lugar lleno de sombras y de fríos recuerdos.

La obra expuesta anteriormente recibe el nombre de “La Noche Estrellada”, fue elaborada por Vincent Van Gogh en junio de 1889 mientras se encontraba recluido en el asilo psiquiátrico de Saint-Rémy de Provence, Francia, trece meses antes de muerte.

La parte central del lienzo muestra un cielo arremolinado sobre la aldea de Arlés. Siguiendo un tipo de corriente impresionista, pinta con colores fríos los detalles de tan majestuoso cielo, agregando como un toque personal, que luego se convertiría en una nueva corriente pictórica, colores cálidos para denotar de forma inconclusa los cuerpos celestes, denotando luz y calor. Haciendo referencia a estos elementos, podemos destacar la forma tan impresionante en que muestra la luna que, aún estando difusa, se convierte en uno de los elementos más atractivos del lienzo.

Las colinas que limitan a la pequeña aldea parecen nacer por su lado derecho, haciendo que estas se vean superpuestas y creando espectaculares tonalidades frías que se combinan con sombras. El resto del trazo que delimita dichas colinas se mantiene continuo, para así aumentar el sentimiento de espacio que crea la brecha entre el cielo y la tierra.

La pequeña aldea fue elaborada, en su mayoría, con colores fríos y trazos gruesos que delimitan los contornos de cada hogar, destacando brevemente algunos colores cálidos que asemejan el fuego que mantiene con calor el interior de dichas casas. En este plano, podemos encontrar un elemento religioso que, aunque se trate de disimular con el resto de las casas, destaca como un punto de referencia al momento de observar la obra.

Finalizando el recorrido del lienzo, podemos encontrar en un primer plano el sombreado de un arbusto que, luego de una pequeña investigación, recibe el nombre de ciprés, particularmente común en esta zona de Francia.

Podemos inferir, solo como mera suposición, la actitud desesperada e intranquila de Van Gogh. Mientras recorría con su pincel el delicado lienzo, plasmaba una y otra vez el sentimiento de angustia que le provoca su delicado trastorno; para luego refugiarse en las claras notas que revela la noche bajo su mar de estrellas.

El sentimiento único que evoca cada curvatura de su cielo, nos hace pensar la ansiedad que provocaba en él el encierro, pero nos hace entender que, al romper con los esquemas de la realidad, lo observa como un lugar donde reina la libertad, el calor y la luz; cosas que jamás pudo saborear.

Al delimitar tan claramente la brecha entre cielo y tierra, podemos destacar la ausencia de calor humano y materno en el mundo por la forma en que impone los colores fríos a ésta, a excepción, de pequeños focos que se esparcen por la tierra (haciendo referencia a los delicados puntos de luz que se observan en algunas casas de la aldea). La iglesia, supone un cierto anhelo de esperanza, que se evidencia en la forma en que esta llega a tocar su punto máximo de libertad, el cielo.

La sombra que se muestra de manera más regia, es la del ciprés. Despierta un cierto grado de inquietud porque, aunque se evidencie la necesidad de libertad plasmado en el cielo estrellado, se demuestra que para él, esto era algo imposible; ya que debía luchar con mucho ahínco para vencer esa sombra que le rodeaba, lo cual, se convertiría en una batalla épica entre su grado de demencia y su percepción de la realidad.

Lamentablemente, esta batalla la ganó su demencia. A los pocos meses murió internado en este asilo que lo privó de todo aquello sentimiento de libertad que alguna vez había añorado. La “Noche Estrellada” nos deja un breve recordatorio de lo trágico que puede volverse la vida en un instante, pero a su vez nos llama a luchar por lo que deseamos; ya que, aunque la sombra nos rodee y nos quiera hacer caer, siempre al final del túnel la luz se hará presente.

10 oct 2010

Elecciones: ¿Por el mediocre o el paupérrimo?

"La democracia no es el silencio, es la claridad con que se exponen los problemas y la existencia de medios para resolverlos". Enrique Múgica Herzog


Cuando creemos que es posible decidir, que es posible afrontar un inconveniente sin perder jamás de vista nuestro horizonte, algo pasa; cuando creemos que los deseos utópicos pueden llegar a formar nuestra realidad, algo pasará; cuando creemos todo ello, un precipicio se avecina. Algunas veces encontramos una encrucijada en nuestro día a día, cosas mundanas, tal vez hasta banales; pero no llegamos a cerciorarnos que ello es lo que marcará la pauta en nuestro destino.

Quizás te estarás preguntando el por qué de mi "reflexión"; pues, a ciencia cierta no lo sé, tal vez sea el deseo o la ansiedad que siento al afrontar un problema y no poder resolverlo de forma tangible.

De nuevo, a Venezuela le tocó elegir. De nuevo, a Venezuela le tocó esperar. De nuevo, a Venezuela le tocó elegir por el que menos corrupción representa, por el que dice menor cantidad de mentiras en un minuto, por el que, por mayor o menor cantidad de estudios que tenga, sabemos nos está engañando.

Miles de ideas, prejuicios (con cimientos más que fuertes) y recelos bombardean mi mente sin cesar. Podríamos pasar horas, tal vez días, discutiendo lo que sería un político perfecto y la idea romántica de su concepción y currículo. Pero esa, lamentablemente, no es la idea de mi escrito. Mi intención es hacerte despertar, hacerte ver que el miedo si se puede acabar, que el privilegio de votar no lo tiene cualquiera (yo, por lo menos no sé hasta cuando lo tendremos nosotros), que no tenemos que vivir con odio, rencor ni angustia, porque la verdad, ni tu ni yo lo merecemos.

Quiero que abras tus ojos y no te dejes llevar, no me importa si eres de izquierda o de derecha, si eres rojo o azul; quiero que entiendas que en cualquier situación, todos somos iguales. Quiero que sientas a tu país como lo que en verdad es, quiero que lo veas como tu casa, como tu hermoso hogar; como la madre que te dio todo para que crecieras sin problemas.

Ella, tú, yo; todos merecemos a alguien que de verdad valga la pena. Alguien que se preocupe por la seguridad, por la educación, por la vialidad, y para tú de contar. No necesitamos más verborreicos, más falsas promesas, más odio, más división.

Quiero alguien que sepa lo que dice, que sepa lo que hace; alguien que tenga un plan y no se deje llevar por segundas manos ni por opiniones ajenas que lo corrompan. Alguien que sepa lo que es el calor de la familia, alguien que demuestre que ser estudiado no es malo, alguien que considere a su país como un sitio sagrado y que jure (¡pero de verdad!) que lo protegerá.

Quiero un país así.

¿Me ayudarías a construirlo?


"Para los que no tenemos creencias, la democracia es nuestra religión"
Paul Auster


18 ago 2010

Lluvia de balas.


Quizás algunas balas me llevaron a ser lo que soy hoy, quizás algunos gritos de desespero propiciados por muchedumbres me hicieron el hombre que hoy, de nuevo, se sienta a escribir un breve relato. Siempre había escuchado que, cuando una mujer está embarazada, todo lo que siente, todo lo que escucha y añora; es pasado de una forma casi mágica a ese ser que vendrá a la tierra. El inicio de mi historia, como le suelo llamar, no estuvo marcado por palabras prometedoras ni un futuro seguro; estuvo encaminado por una palabra reacia pero tierna a su vez: sobrevivir.
Mi historia comienza un 20 de marzo de 1989; no es una fecha prometedora, no es una fecha importante (aunque eso no es lo que dice mi madre); ni mucho menos es el día del nacimiento de un nuevo presidente (sin embargo...); pero es un día que enmarcó el rumbo de mi vida. Para los naturistas y algunos meteorólogos es el inicio de la primavera, pero para mí, es el día, es el mes, que siguió a uno de los peores acontecimientos históricos contemporáneos de Venezuela: 27-28 de febrero o el "Caracazo".
Como dije anteriormente; tal vez esas balas, tal vez esos gritos de ahogo y desespero me llevaron a modificar mi camino cierta cantidad de veces hasta mis 21 años.
Todo comenzó con un sueño, inconcluso tal vez, ayudar a los demás. Desde pequeño, antes de saber que era una computadora, una novia o una preocupación; quise creer en el ser humano. Tuve el sueño, lo conservo aún, de que todo se puede solucionar; bien decía mi sabio abuelo "Una sonrisa bastará para iluminar todo un lugar".
Fui creciendo, con la "necesidad" de saber más y más, queriendo dejar atrás mi niñez para poder llegar a ser grande y "ayudar" a ese alguien que tanto sabía me necesitaba. Sin pensarlo, llegué a ese momento; todo radicaba en una sola pregunta: ¿qué haré con mi vida de ahora en adelante?
Recordé por un instante, mi sueño (o tal vez mi orgullo) de ser Médico.... ¡Claro! ¡Esa es la única manera en que puedo ayudar! Sin temor a nada, sin ver atrás (el primer error de muchos que prosiguieron) me dispuse a lograr mi "sueño". ¿Qué iba a impedir que lograra mi meta? ¡Nada! -me decía una y otra vez-. Miles de barreras se interpusieron en mi camino, miles de ellas las enfrenté, las derrumbé y cuando pude las salté (de nuevo más errores para la lista), nada ni nadie podía contra mí ¿sabías? Pero se me olvido contar con alguien, se me olvido quien era el más importante de los que se interponían en mi camino a la "felicidad", se me olvidó notificarle que ese era mi "sueño"... ¿Sabes quién es? Luego te diré.
Fracasé, es verdad; lo admito ante el mundo, fracasé. Luché con mi alma por algo que necesitaba y deseaba alcanzar. Pero no pasó nada. Fracasé. Fracasé con aquel que necesitaba mi ayuda, fracasé con aquel que necesitaba mi apoyo, fracasé ante mi familia y ante los demás.
No lograba entender como el sueño que tuve desde pequeño me había abandonado, esas ganas de sonreír y de amanecer, se habían vuelto a borrar. Sé que por un instante todo parecía haberme dejado a la deriva, pero -de nuevo las palabras sabias de algún ángel venían a mi rescate- "Dios no te da más de lo que puedas manejar".
Necesitaba encontrar mi horizonte, sabía que el sueño aún permanecía dentro de mí; aún esa ligera llama de pasión por la vida seguía titilando en mi ser. ¿Qué otra cosa puede hacerme volver luchar?.
Letras. Palabras. Frases. Una simple oración puede desatar el más ínfimo deseo y puede arrancar la más seca lágrima del corazón con mayor coraza. Necesitaba decir lo que sentía; mi alma pedía a gritos ser escuchada, salir de ese enorme vacío en que se encontraba.
Escribir... ¡Escribir! ¡Eso es lo que necesitaba! No necesito llegar a sanar un cuerpo para llegar a sanar el alma. No es la meta que estaba escrita en mi camino llegar a curar una herida física, mi horizonte es llegar a provocar sensaciones que aún los médicos no las pueden catalogar. Mi intención de vida es inspirarte a vivir, enseñarte a respirar, a saber que un beso es más que labios y pasión, es pudor, nostalgia y excitación. Con mis palabras quiero enamorar, hacer reír y llorar; hacer que te sientas vivo y no pienses en el pasado, mires el presente que ahora te abarca y un futuro en que solo podrás tomar las riendas tu.
¿Recuerdas que fracasé? ¿Seguro quieres saber quién fue la primera persona que me hizo "fracasar"? Pues, yo. No luché como debía, no supe distinguir lo que es un sueño y lo que es un reto; es más fácil culpar a los demás cuando quieres esconder que solo tú tienes la culpa, pero ¿sabes qué? Si tengo la culpa, tengo la culpa de rectificar, parar un segundo y volver a retomar mi vida, mi feliz vida.
Quizás esas balas, quizás esos gritos de mi pasado me hayan enseñado a soñar, me hayan enseñado a sobrevivir; quizás hayan sido ellos lo que me hayan enseñado a escribir.

5 jul 2010

Sudamérica... ¿Otro continente olvidado por Dios?

Desde muy pequeño, he sentido cierto grado de empatía y admiración por todas aquellas personas que alzan su voz en pro de la defensa de los menos afortunados. Recuerdo que, a la edad de seis años, escuché una frase que, hasta hoy, da vueltas y retumba en mi cabeza: "África, un continente olvidado por Dios...". Esta frase llegó a cuartear un poco mi inocencia en ese momento, ya que no entendía como el Ser Omnipotente había podido olvidar, no sólo a una personita, sino a un pedazo de tierra tan enorme.
A medida que fui creciendo, mientras investigaba y preguntaba un poco por aquí por allá, me di cuenta de que todo era una "simple" metáfora. Pero, ¿qué mejor frase pudieron adjudicarle...?
Un continente donde la hambruna es "el pan de cada día" (irónico ¿no?), rebeliones y enfrentamientos cívico/militares marcan la pauta del día a día, una tasa de mortalidad infantil tan alta, que solo es comparable con su deuda externa, enfermedades que son propias de países con las condiciones sanitarias más paupérrimas jamás imaginadas; un continente así no solo ha sido olvidado por Dios, ha sido poblado por "fuerzas maléficas".
Actualmente, en la situación política que nos encontramos -refiriéndome a Venezuela específicamente-, me pregunto si Dios también nos dejó a la deriva y "los diablillos" vienen en camino o, peor aún, ya nos han alcanzado.
Sudamérica ha sido "invadida" por personas que, con la promesa solemne de igualdad social y un futuro próspero, han dado rienda suelta a todos los demonios que inundan al continente africano. Maldad, corrupción, desdicha, enfermedades ya "erradicadas", enfrentamientos ideológicos, entre otros; son algunas de las atribuciones que, hoy por hoy, llevamos cada uno de nosotros acuestas.
Sin embargo, un pequeño rayo de luz invade mi alma. Países hermanos que, si fueron capaces de abrir los ojos y alzar la voz, toman más y más fuerza que los países socialistas. Poco a poco, Sudamérica vuelve a abrir los ojos y a luchar nuevamente por una "Independencia Ideológica".
Al parecer, Dios miró de nuevo para este lado y observó que había derramado un vaso... Esperemos que pronto limpie el charco.

1 jun 2010

Cuando cae el Rey


Quizás la vida te impone sanciones o caminos que son difíciles de asimilar, pero nada es imposible cuando sabes cómo sortearlos para salir con la cabeza en alto. Si en algún momento llegas a dudar de ti, de lo que el destino ha incluido en tu presente y futuro; observa tu pasado, no lo dejes pasar por alto, enfócate en aquellos que te hicieron ser el mejor, aunque muy dentro de ti te sientas el peor.
Angustia y ansiedad se desplazan por mi rostro. Sudor al desespero, lágrimas a la agonía; indican que tal vez sea el último movimiento, sea la última partida. Asechando al Rey sin pestañear, como la muerte espera que dé mi último aliento; mi pobre cabello carcomido por el destino, no dejará pasar este dulce trago tan incierto.
Todo comenzó con un sueño; uno de esos que se tienen de infante, uno que cuando la vida impone dos caminos a seguir, solo el corazón guiado por mi sueño supo elegir. Crecí bajos miles de adversidades, tal vez tonterías hoy en día, pero que hace 20 años me amargaban a cada instante la vida. ¿Dónde jugaré hoy? ¿Por qué tengo que dormir tan temprano?, preguntas tontas en el ahora, pero que amargaban mi ser en el ayer, me hicieron ser el hombre que hoy puede despertar sin temor a mirar atrás.
Apoyándome cada segundo en mi primera línea de batalla, mi familia; los peones que se hicieron a cargo cada segundo de lo que sería una maravillosa vida. A ti papá, que con el más frio de los cariños me enseñaste a entender lo que está bien y lo que está mal; a ti que diste el primer paso hacia delante en este juego, que jamás lo consideraste de azar, sino una estrategia que me ayudaría a no ser alguien más.
Cuando tuve problemas, más que un corazón frío, un amor inquebrantable vino a mi rescate; un amor que solo encuentras en una madre. A ti mamá, que solo con un abrazo y una sonrisa pudiste lograr que nadie obstruyera mi paso. Cuando te moviste hacia delante abriéndome camino, entendí que una madre no es la que te consiente y te deja al destino; una madre es quien por las noches te acobija del frío y no deja que por ningún motivo, toquen a su hijo.
Ambos limpiaron mi camino, lucharon contra peones y alfiles; pero ciertas barreras que nos coloca el destino solo caen ante uno mismo. Como dicen los viejos más sabios: “Solo uno puede labrar su propio camino”. Hermana, que estuviste ahí desde que nací, el grado de peón te ha quedado pequeño; más que luchar me has enseñado a sortear, a ver las situaciones desde otro modo y entender que la vida no es un juego que se da por sentado, es un manojo de episodios en donde nosotros escribimos el libreto.
Jamás dudaré de su enorme labor, pero la vida, a diferencia de este juego; te da la oportunidad de errar. Ya la torre está en su posición. Tú. querido alfil, cumpliste tu misión. Sé, que aunque te vayas de nuevo a la caja, entenderás que tu sacrificio, al igual que el de mis peones; no será en vano. Cada segundo parece una eternidad; esa pequeña gota que se confunde entre agonía y júbilo tarda millones de años en desaparecer, pero el placer de verte caer hoy a ti Rey, habrá valido la pena.
A medida que pasaron los años, cientos de personas cuestionaron mi haber; pero solo pocos aceptaron mis caminos, mis anhelos, mis decisiones. Ellos que siempre fueron mi escudo y mi torre; que dan la cara por mí y defienden mi integridad ante todo; mis amigos, que jamás cuestionaron ni dudaron de mi palabra, que aplauden mi éxito y secan mis derrotas, con palabras que para muchos podrían ser banales, a mi ser le bastan para seguir con la espuela por delante. Van conmigo de la mano, siempre juntos hacia delante; cuando sienten que me atacarán, no dudan en ningún momento colocar su piedra en el camino de mi enemigo. Sólo ellos saben que yo puedo vencerlo, que esta es mi batalla y que solo yo conozco su estrategia.
Voy galopando, estoy muy cerca de mi meta. Esta batalla ha transcurrido por largos años para acabar con una simple estrategia. A diferencia de ti, el destino me dio la espalda; pero me dio un ejército que luchó con el alma y el corazón y que dio su vida por mi victoria.
Al fin te encuentro Rey, te observo desde una esquina. Tu mirada angustiada excita mis sentidos. El verte acorralado, pensando en cada uno de tus míseros errores; el verte deambular de un lado al otro hasta casi hacer un surco, me dice que hago lo correcto; que sin ti en mi vida todo será distinto, que sin ti en mi vida, el odio y el rencor podrán seguir su camino para dejarme tranquilo.
Pide a tu ser Supremo que perdone tus errores, mi misión en esta vida no es acabar con otras, si no ser el garante de una nueva vida. Una nueva vida que florecerá dentro de mí cuando tu sombra no sea más que un recuerdo, cuando el miedo que originaba en mí tu cetro se convierta en el impulso de mis acciones, recordando siempre que el temor que sentí por afrontarte, no era más que un veloz y estúpido pasaje.
Adiós Rey, hoy llegó el momento de tu partida, que Dios tenga misericordia de tu alma y no permita que engañes ni frustres más ninguna otra vida. Me retiro siendo caballero, recordando a mis caídos, pero no sin antes decirte que en esta historia no hay larga vida a un Rey Divino.
Jaque Mate Destino.

17 may 2010

¿En serio estás aquí?


"Si quieres ver que hay en mi alma, observa a través de mis ojos" Anónimo.

Que cantidad de veces he intentado escribir de nuevo en el blog y no he podido; quizás sea por falta de inspiración o porque no tenía algo bueno o lindo que expresar. Pero, ¿sabes qué? No hace falta inspirarse para decir lo que se siente; el sentimiento está allí, dentro, tal vez muy dentro de ti; pero esta allí.
En un día de clases normal, me enseñaron un "nuevo término" que, aunque lo conociera con anterioridad, no tenía idea de su enorme significado. Todo empezó con una simple pregunta: ¿Qué es la filosofía?. Millones de ideas, respuestas y conceptos bombardearon mi mente, pero ninguna expresaba lo que en verdad sentía. ¿De dónde venimos? ¿Quién eres? Al principio un poco de humor calmo la tensión de nuestra ignorancia, pero aún permanecía latente; aún, no sabía quien era.
Al principio del escrito dejé una pequeña frase que, aunque parezca cursi, es sumamente real. ¿Qué mejor modo de saber quién eres que viendo a través de tus ojos? Ninguna otra parte de tu cuerpo es capaz de ser tan sincera como ellos. Sientes, ríes, lloras y piensas con los ojos. Quizás puedas contener el llanto por un momento, quizás puedas tapar tu carcajada con la mano; pero jamás podrás ocultar un alma que sufre o se excita, jamás podrás.
Si te preguntas en este instante quien eres, como llegaste aquí; permanecerás en shock por algunos segundos, pero luego podrás continuar con tu "vida normal". Normal porque así lo dictó la sociedad: una que tal vez se consume en si misma y no sabe cuando parará.
Mira a un niño a los ojos y no verás solo inocencia; verás un universo de interrogantes que, aparte de que lo hacen ser feliz, jamás lo llegarán a atormentar. Siéntate por un segundo y analiza si de verdad quieres seguir a un rebaño, si quieres continuar una vida llena de pudor y algo de mundano, o prefieres ser ese pequeño que, con una dulce sonrisa, ilumina un sendero, y que con la más simple pregunta derrumba al mejor científico.
Pregunta a las personas que te rodean, pregúntate mil y una vez que pasa a tu alrededor. Cuestiona al mundo, porque él está hecho para ser interrogado.
Cierra los ojos por un momento y di tranquilo hacia ti, "Me pregunto por qué me has puesto hoy aquí"

15 may 2010

Frases

"No es rico el que más tiene, sino el que menos necesita" San Agustín