28 may 2012
Elecciones estudiantiles en la UCAB
8 dic 2011
El olor del tiempo
7 may 2011
Una cuota de poder
“Ningún militar golpista de izquierda o de derecha debe ser electo como presidente de su país…”, afirmó Rafael Osío Cabrices, mientras se realizaba un conversatorio en el auditorio Hermano Lanz de la Ucab el día 04 de mayo, donde el público presente podría plantearle dudas al invitado de esa tarde.
Lamentablemente, la frase que se señala al inicio del escrito, es una de las pocas cosas que pueden ser recogidas de este foro y tal vez, llegar a ser analizadas. Durante la hora y media que duró el mencionado evento, Osío mantenía una oratoria dispersa en donde divagaba continuamente y no mantenía un punto claro en sus ideas. Nunca se observó una ilación en sus intervenciones.
Tal vez la improvisación de las organizadoras y ponentes del evento, haya influido en la ruptura continua de ideas que “trataba” de mantener el invitado. Éste, en varias oportunidades, se dejó ver incomodo y ofendido, bien fuera por la complejidad de las preguntas que se le hacía o por el contenido que estas planteaban; sin embargo, la manera en que el mismo respondía, dejaba mucho que desear.
En contadas oportunidades, Osío se mostró soberbio y con una actitud muy cercana a la humillación de las que en algún momento, según sus propias palabras, fueron sus alumnas.
Este comportamiento nos permite apreciar algo formidable. Sin importar cual sea su pasado, muchas personas, al alcanzar cierto prestigio, se ciegan ante lo que, tristemente, en su pequeñez, creen una cuota de poder. ¿Será que Rafael Osío olvidó que, hace varios años, el también se encontró en la posición de las estudiantes?
17 feb 2011
Terminas siendo un número
13 feb 2011
Charla sobre un tópico atípico
Un nuevo día estaba a punto de comenzar, la rutina sería la de siempre: desayunar, asearse e ir a la UCAB. Lo que muchos no sabíamos, es que, nosotros junto a nuestros acompañantes, tendríamos una nueva perspectiva de la vida, la lucha por sobrevivir y el sentimiento de fe que mantuvo a todo un pueblo unido.
La asignación era simple: llevar a un amigo para que, junto a nosotros, escuchara una charla sobre el Holocausto o Shoá, la cual estaría dirigida por una antigua sobreviviente de Auschwitz, uno de los campos de concentración más famosos de esta terrorífica época, la Señora Trudy Spira.
Mi acompañante y amigo de la infancia, Andrés E. Kolanovic V, estudiante de Segundo Año de Derecho de la UCAB, se estremeció tanto como yo al escuchar las palabras tan sinceras, tiernas y llenas de tristeza de la ponente. Posteriormente, en una especie de entrevista, que prefiero llamar: charla sobre un tópico atípico, logré exprimir todas aquellas perspectivas e ideas que surgieron en su persona durante esas dos horas.
Empezamos conversando acerca de lo poco o mucho que sabíamos sobre el Shoá, él por su parte relató lo siguiente: “…tomando en cuenta todos los estudios de historia que tuve durante mi bachillerato, inclusive en la universidad, sobre
Me comentó lo impactante que resultó para él desconocer todos esos hechos, por más que antiguos profesores, libros, documentos, expresen con cierta frivolidad la muerte de seis millones de judíos por cámaras de gas, balas, horcas, hambre y hasta trabajo extenuante; a dar un giro tan brusco y que una sobreviviente de esta época,
Concordamos en muchas cosas, pero una de las más destacadas fue el heroísmo que nos trasmitió la Señora Spira. Tal como ella nos dijo, no mucho de los sobrevivientes del Shoá deciden compartir su historia, no todos son capaces de hablar del antes y el después de este bache en la historia universal. Como un caso particular, mencionó a su difunto esposo, que al igual que ella, logró sobrevivir en Auschwitz, pero que nunca fue capaz o no decidió compartir con los demás su experiencia en el campo de concentración.
“… supimos muy poco de su experiencia en Auschwitz, lo poco o mucho que llegó a sufrir se lo llevo a la tumba...” (Spira, 2011).
Mientras continuaba nuestra conversación, logré captar algo muy importante en un comentario de Andrés, el cual citaré textualmente:
“…desde mi punto de vista, escuchar el testimonio de esta gran señora, es un aprendizaje muy nutrido no solo de El Shoá, sino de la vida también. Nos hace reflexionar acerca del hecho de que una niña de 12 años, la cual debería estar pensando en muñecas y juguetes, ahora solo le llegan ideas a su cabeza de si su papá estará con vida o no, si sus abuelos aún viven o no; y a veces nosotros, aquellas personas que gracias a Dios no hemos vivido una situación como esta, nos detenemos por pequeñeces que simplemente no tienen sentido o que en verdad no valen la pena”.
Cuando escuchábamos sus palabras sobre cómo la llevaron a Auschwitz, del efímero recuerdo de su padre diciéndole la edad que debía responder cuando le preguntaran, cuando vio como maltrataron a su madre, se nos hace total y absolutamente imposible pensar que hubiéramos sentido las mismas emociones observando un programa de El Shoá en la televisión.
Una de las razones por las que invité a Andrés a esta charla, es por su ascendencia y raíces croatas, las cuales se remontan a su abuelo paterno, el cual tuvo que huir de su país por la II Guerra Mundial, aunque, en sus propias palabras, jamás llegó a vivir situaciones tan terribles como las que relató la Señora Spira. Aunque su abuelo no llegara a ser víctima de las atrocidades cometidas por los nazis, esa procedencia, ese sentimiento balcánico hizo que le llegara aún más el relato, y llegó hasta sentirse agradecido porque su familia aún seguía completa.
No creo que pueda haber un mejor cierre que el que me brindó Andrés al finalizar nuestra charla:
“Siento que el aplauso sentido y caluroso que le pudimos haber dado a
Mi Regalo
Y sonó el timbre.
¡Qué momento tan inoportuno para llamar a la puerta! No importa, debe de ser el cartero, el que trae la leche o los niños de la vecina que miran siempre por mi ventana cuando salgo de la ducha.
Suena de nuevo el timbre.
Imbéciles. Todos son unos imbéciles.
Vuelve a sonar.
Pero, ¿quién soy yo para privarles del placer de observarme? Pobres, jamás lograrán tener más que pensamientos eróticos conmigo.
Suena de nuevo.
¡No puede ser! ¿Tengo que hacer todo yo en esta casa? Seguro es Juan, tan tonto como siempre. No me puede ver, porque enseguida hace lo de siempre: agacha la cabeza, aprieta las manos y habla entre dientes. No podía ser más molesto. Siempre, siempre, siempre desde pequeño ha sido todo igual. En el preescolar, mi miraba y se escondía. En la primaria lo mismo. ¿Será que tiene problemas?
¡Ja! Efectivamente, míralo ahí en la puerta. Arreglándose el cabello, ajustando su camisa y parándose derecho. Algunas veces me da pena. Algunas veces todos me dan pena. No me queda más remedio, siempre soy la martirizada en esta sucia casa. Le abrí la puerta, con una enorme sonrisa y mi bata de dormir pequeñita, porque tiene que ser pequeñita, le pregunté:
– ¿Qué vienes a hacer aquí?
De nuevo sin ninguna respuesta. Siempre tan callado. ¡Ay Juanito, Juanito! Me da hasta lástima verlo así.
– Pasa –, si no habla, no me queda de otra ¿no?
Hace lo mismo de siempre. La misma rutina, la misma estúpida rutina. Pasa, observa la casa, como si nunca la hubiera visto, se queda mirando fijamente el reloj de piso de mi padre y va al sillón que está al lado de la ventana. Yo, en cambio, siempre hago algo distinto. Voy bailando hasta la sala, dando pequeños brincos para ver su cara de tonto por el espejo; pongo un disco en la tocata, vaya forma de nombrarlo ¿no?... y me siento con mucha gracia, una gracia y sensualidad que solo podrías imaginar dentro de un cabaret francés.
Y ahí está, tonto y con la mirada fija puesta en mí. Al principio me incomodaba, pero ¡Bah, que va! A este pobre crío solo le queda eso; si ni siquiera puede hablarme. De repente, como si me lo hubiera dicho desde algún lado, como si lo hubiera dicho un ángel, y mira que existen los ángeles, las brujas, los duendes… Todo eso existe, yo lo sé; abrió su gran bocota:
– Oye – me dijo –. Oye Julia, ¿qué tal te trae Carlos?
Y aquí vamos de nuevo:
– ¿Carlos?
– Sí, Carlos.
Ya estoy cansada de que siempre que me hable, siempre que lo hace, tiene que nombrar a ese Carlos. Otro de mis babosos, tiene cierto aire de sexualidad; pero al fin y al cabo, otro baboso más al que nunca le prestaré atención. No entienden que a ellos jamás les prestaré atención.
¿Será que a Juan le gusta Carlos? Debe ser, jamás habla de mí. No es que me interese, de verdad no me interesa, pero sería agradable que este imbécil que debo tratar bien, también botara su asquerosa baba por mí.
Silencio. Es lo único que sabe hacer. Silencio. Bueno, no me queda más que deshacerme de él; no puedo estar pendiente de un loco el día antes de mi cumpleaños.
Si vieras el vestido que me compré, es hermoso, chiquito y muy sexy. Espero que Elena se voltee a mirarme. Solo lo hago por ella. Solo por ella camino así, me visto así, me siento así. Pero ella no sabe de mí, no quiere saber de mí. Sé que siente lo mismo que yo, sé que ve mis labios y los desea tanto como yo deseo los de ella. Pero siempre ocurre lo mismo, siempre hay alguien que no quiere dejarme ser feliz. Padres, siempre buscan un motivo para arruinar mi vida…
No soporto este silencio:
– ¿Quieres Coca Cola? – tengo que hablarle de algo, si no me quedaré como él.
– Te he preguntado por Carlos.
Y de nuevo, volvimos al mismo tema. Carlos. Él me habla y yo solo respondo como un robot. Es divertido hacerle enojar. Piensa que respondo como una niña tonta porque no entiendo de qué habla, pero no se da cuenta, nadie se da cuenta, que no quiero hablar con ellos, solo con Elena. Si la vieras caminar, si vieras como se mueve, como brillan sus ojos durante el día. Es hermosa, simplemente hermosa.
Este tonto me sigue hablando. Las palabras salen de mi boca, pero en verdad no tengo idea de lo que digo. Sé que le hablé de mi vestido, como si a él le importara eso; y peor aún, como si a mí me importara su opinión. Solo me importa la de Elena. Intenta decirme algo sobre un regalo especial, sobre una reunión en la fuente de soda. Siempre intenta decirme algo, pero jamás logra decirme nada.
Bueno, no me quedó más remedio que aceptar esa famosa “cita” para mañana. Igual, no tengo mayor cosa que hacer.
Llegó el día. Hoy tengo tantas cosas que hacer: ir de compras, ir a la peluquería; pero lo más importante es que voy a decirle a Elena todo lo que siento por ella. Sé que me corresponderá, nadie es capaz de decirme que no.
Camino a su casa, me empiezan a temblar las manos, qué tonta soy. Llamo a su puerta y cuando va a abrir siento un montón de mariposas en mi estómago. Me quedo aterrada, sin poder decir nada. Ahí está ella, con una bata pequeña, como la que yo uso cuando viene Juanito; con una enorme sonrisa, como la que yo siempre tengo cuando viene Juanito; me invita a pasar y empiezo a deambular por la sala, miro fijamente una escultura de su madre, la misma que siempre he mirado desde pequeña, dejo de mirarla y me acerco al sofá que está al lado de la venta para sentarme sin decir una sola palabra.
Ahí está ella, con una norme sonrisa sentada frente de mí, con esa mirada que se siente como una mano que tapa mi boca, cierra mis labios poco a poco y susurra las palabras más románticas a mí oído. Sí, es exactamente así como se siente. Reúno fuerzas y le digo:
– Sabes que hoy es mi cumpleaños ¿no?
– Sí mi niña – me dijo de forma muy dulce.
Me enamora siempre que me dice mi niña. Sé que estamos destinadas a estar juntas. Solo nosotras podemos hacernos totalmente felices. Recojo fuerzas nuevamente y le digo:
– Sabes que estás invitada ¿cierto?
– Si mi niña – y me vuelve a derretir.
– En verdad Elena, he venido esta tarde a confesarte algo. Siempre te he visto como algo más que una amiga… ¿entiendes?
– Sí mi niña – me vuelve a derretir con esas palabritas.
– La verdad es que tú me gustas. Te veo todos los días y siento más y más deseos de besarte…
– ¡¿Besarme!? – me preguntó asombrada.
– … sí, de besarte. ¿No sientes lo mismo por mí? – pregunté con la voz temblorosa y mis manos gélidas.
– ¡NO! ¿Qué clase de pregunta es esa? ¿Cómo pudiste siquiera imaginar que me ibas a gustar tú? ¿No estás cansada de verme con mi novio? ¿No estás cansada de verme abrazada con él? ¿No ves que estuvimos juntos en la inauguración de “Crema Paraíso” en Santa Mónica?
– Pero… ¿y las miradas, los abrazos, los cariños?
– ¡Son solo juegos estúpidos Julia! Es simple cariño de amigas. Por favor, lárgate de mi casa y no vuelvas a venir, no vuelvas a buscarme ni vuelvas a hablarme en toda tu vida…
– Pero… – le dije con lágrimas en los ojos.
– ¡Pero nada! ¡Lárgate ya!
El golpe tan estruendoso que dejó la puerta tras ese grito, se compaginó con el crujir de los pedazos de mi corazón que caían poco a poco en el áspero suelo. ¿Qué salió mal? Estoy segura que ella siente lo mismo que yo por ella. Pero, me dijo de todo. Siento que el mundo se cae, siento que el mundo ya no vale más la pena.
Al demonio con Juan. Que se coma su estúpido regalo. Al demonio con mi cumpleaños, si no puedo tener todo lo que deseé en esta vida, no vale la pena celebrar nada. En verdad no quisiera tener más nada que a Elena. No vale la pena seguir viviendo si ella no quiere estar junto a mí. Solo ella podía hacerme feliz.
Adiós mundo imbécil, adiós mundo banal. Me cansé de tener todo en la vida y al final no tener nada. Lo di todo por ti Elena: mi alma, mi cuerpo y hasta mi ser; y aquí me tienes, llorando frente a tu casa, arrodillada implorando por tu amor. Eres igual a ellos, todo ser humano es igual a tí. Traicionera, imbécil y mimada; ya sin ti no voy a poder vivir.
Entropía
Debemos tener en cuenta algo, la comunicación, para el ser humano, lo es todo. Muchos historiadores, científicos y letrados han discutido en pasados años sobre, si el raciocinio de la mente humana prevalece sobre la capacidad de articular palabras y viceversa.
Hoy, puedo afirmar, sin miedo a equivocarme, que ambos cumplen una relación de extrema codependencia porque ninguna fuese capaz de existir sin la otra. Se quiere acotar y aclarar que en este contexto se hace referencia al raciocinio como la capacidad de analizar y actuar de una manera “correcta” antes de realizar una acción, cualquiera sea esta; por lo tanto, el arte de la palabra es y debe ser un acto puro donde se pueda transmitir todo, con una claridad impecable, casi meticulosa, lo que se puede llegar a sentir o que en un momento dado se desee expresar, basándose fielmente en los límites de la razón.
Esta pequeña introducción, aunque llegue a sonar un poco escabrosa y un tanto disparatada, permite construir una guía y da una base solida al argumento principal de este trabajo.
Desde pequeño he escuchado que si no eres vivo, el mundo te comerá. Realmente, nunca le presté mayor importancia a dicha expresión hasta este momento, cuando en verdad me doy cuenta de lo grave que ha llegado a ser esta costumbre.
Si realizas una encuesta en Venezuela, a cualquier persona, sin distinguir estrato social, raza, sexo o “etnia” – no se quiere llegar a parecer irónico y un tanto déspota, pero en este país hay tal mezcolanza de razas que el significado primero de etnia se perdió en la época de conquista, de la cual, haremos referencia luego – y se pregunta: ¿Qué es la viveza criolla?, muchos te darán como respuesta que es la manera de sobrevivir, es la manera de ser siempre el jodedor y el alma de la fiesta, es lo que te permite salir airoso de cualquier situación en la que te veas implicado, y en la cual, lo más probable, seas el culpable, entre muchas otras definiciones, que a la postre, redundan en la misma idea y no llegan a consenso.
Entonces, podemos sacar un pequeño concepto de lo que, para el venezolano, la viveza significa: agudeza en el ingenio. Aunque puedas llegar a sentirte orgulloso de que te llamen “vivo” luego de leer esta interpretación, deberías sentirte avergonzado y tomarlo como uno de los más grandes improperios que alguien te pueda propiciar.
Para no caer de nuevo en una interpretación, se cita textualmente una entrevista que le realizó El Universal a Axel Capriles, autor de La picardía del venezolano o el triunfo de Tío Conejo, donde se le pregunta por cómo él define a un pícaro:
Luego de esta referencia, no se siente tan bien ser considerado un pícaro ¿cierto?
En la introducción de este texto se recalcó un punto muy importante, la comunicación. El pícaro y/o el vivo saben manejar a su antojo este importantísimo elemento. Un pícaro sabe engañar y crear una red entramada de palabras que deja a su oyente eufórico, solo por el simple hecho de que, este pícaro, tenga un elemento un tanto mitológico – o se le considere como tal –, ya que crea un sentimiento de pertenencia y de importancia en el mencionado oyente.
No con esto quiero decir que toda persona que sepa utilizar de una manera extraordinaria el lenguaje sea un pícaro, solo trato de recalcar una de las características más importantes y relevantes de este.
El pícaro venezolano se ha convertido en la figura de héroe, cuando en verdad tiene todos los rasgos y características necesarias para ser el archienemigo de cualquier súper héroe.
En nuestra sociedad, esa actitud picaresca, es lo que nos ha llevado a ser el pueblo que somos hoy día. Un pueblo que vive en la mayor de las entropías, donde se trata de establecer un grado de “orden” en un mundo creado a base del ensayo y error, del mismísimo desorden.
¿Un pueblo que se jacta de ser pícaro, de ser uno de los más avispados en lo que al mundo e interpretación de este se refiere, se deja robar millones de dólares por sus pícaros de alto rango y siente placer por el pasar hambre? Eso no es ser avispado ni pícaro, es un peyorativo que se prefiere no nombrar para efectos de un texto limpio, más si se deja y se confía en la interpretación propia del lector para tratar de descifrarlo sin sentirse ofendido.
El venezolano carga con un peso sobre sus hombros desde la época de conquista –ya desde el timo que le propició Cristóbal Colón a uno de sus marinos al decirles que al primero que encontrara tierra, se le compensaría con una suma grande de dinero –. Ya desde ese momento, el venezolano había sido condenado a una vida de timos, mentiras y juegos para salir airoso, y qué casualidad: así definimos anteriormente picardía.
Con el texto que se ha escrito, no se busca que el lector piense que es el culpable de toda esta situación, aunque en verdad eres parte del problema y no de la solución. Lo único que queda por tratar es: ¿seguirás siendo el pícaro jodedor al que todos “admiran” o pasarás a ser parte de la civilización actual?
19 nov 2010
Carta a la inmensidad
Quizás no llegué a conocerte de la mejor manera que hubiese querido, quizás solo recuerde tu rostro por esas fotos que, ayer estaban a color, hoy solo queda una cepia. Quizás solo recuerde conversaciones por teléfono, la forma en que me escuchaste crecer, la manera en que confundías mi voz con la de tu hermano, la gracia con la que te reías y llorabas al ver que tu pequeño sobrino se convertía poco a poco en la imagen de su padre, de tu hermano.
Hace poco, un gran amigo me llegó a decir: "¿Será que llegamos a la edad en que perdemos a los que en verdad amamos?". Por un momento no le presté mayor atención, unas risas tontas para tapar un comentario tan amargo. Que irónico como el destino te dice lo que pasará pero no le queremos creer ¿verdad? Quiero creer que no es verdad, quería creer que aún no había llegado a esa edad, pero al parecer, si hemos llegado tío.
Sé que luchaste, sé que llegaste a caer, pero aún así hiciste hasta lo imposible por levantarte. Fueron 5 años de agonía, desespero, olvido y frustraciones; pero fueron 5 años donde diste la mejor de tus batallas, la que al fin y al cabo te terminó venciendo.
¿Egoísta? Es verdad tío, eso es lo que soy, eso es lo que somos.
¿Qué por qué lloro? Pues, porque te fuiste. Sé que estabas sufriendo, que ya era inútil la batalla, pero ustedes me enseñaron que las guerras se ganan con esperanza, no con armas.
Sí tío, si te pienso.
Sí tío, nunca olvidaré lo poco y lo mucho que me enseñaste.
Sí tío, aún conservo la gorra que me enviaste del Barcelona...
¡Jajajaja! Si tío lo sé. Sé lo mucho que te costó comprar algo catalán siendo gallego.
Sí tío, nosotros cuidaremos a los pequeños.
¿Pero qué haremos sin ti? No puedo dejar de pensar como será un futuro sin verte por ahí protestando, sin verte por ahí refunfuñando entre dientes. ¿Quién me va a llamar ahora en los cumple años? Sí tío, yo sé que era una tontería, pero era nuestra tontería ¿me entiendes?
Hoy no quiero testigos. Hoy escribo esta carta tratando de olvidar tu infinito letargo. Sé que ya no sientes dolor, sé que no debemos estar tristes, pero viejo, te fuiste y eso no es fácil de asimilar.
Sí tío, yo lo sé. Sé que dentro de poco solo recordaremos tus malas mañas y lo gracioso que te veías en Navidad, pero solo serán recuerdos. ¿Qué pasará cuando empiece a olvidar esos detalles?
¿Seguro? ¿Tú harás que se queden fijos en mi mente?
¿De verdad nos ayudarás a secar las lágrimas? ¿Me lo prometes?
Lo siento tío, no me regañes. No puedo dejar de llorar, lo lamento.
¿En serio? ¿No te molesta que llore? Es que me harás falta.
Gracias tío, yo sé que siempre cuidarás de mi. Promete que cuando te necesite me tenderás la mano y unos cuantos euritos jejeje.
Sí lo sé, igual que mi papá.
Si tío, yo cuido de él. Prometo reprenderlo como tú lo hacías.
¿Qué hago cuando rompa en llanto de nuevo? ¿Pienso en ti? ¿Lloro? ¿Lo dejo salir todo?
Te lo prometo tío. Prometo llorarte hasta dejar salir todo y luego continuar con mi vida. Pero tú me tienes que prometer que no te irás, que no harás que tu recuerdo se cubra de polvo ¿vale?
Bueno tío, ahora sí, te dejo continuar, te dejo seguir. Sé que escucharas mi llanto en tu espalda, sé que escuchas muchos llantos detrás de ti. Pero tú fuiste fuerte, tú fuiste valiente, tú nos enseñaste que está bien caer, pero es mejor levantarse.
Gracias por la visita, una visita corta, 76 años que se pasaron como un viento por la cortina.
Cuídanos desde arriba, no nos dejes cargar la pena solos ¿vale?
Ok ok ok, lo lamento. Sabes que me tiendo a extender.
Nos vemos pronto.
Te amo.
7 nov 2010
La Noche Estrellada
Veo:
- · Pintura nocturna.
- · Predominación de colores fríos (verdes y azules) sobre colores cálidos (amarillos y naranjas).
- · Sombreado profuso en un primer plano (quizás un arbusto).
- · Pequeña aldea en un segundo plano.
- · Líneas gruesas para demarcar el contorno de los hogares.
- · Iglesia con una cúpula elevada.
- · Plano más alejado: montañas y noche estrellada.
- · Trazo grueso y continuo que delimita el cielo de la tierra (montañas).
- · Trazos que describen curvaturas y círculos inconclusos en el cielo.
Pienso:
- · Frío.
- · Desesperación.
- · Inquietud.
- · Amor por lo desconocido y poco observable.
- · Añorar un hogar utópico.
- · Exponer el cielo como un lugar de libertad.
- · La tierra, lugar lleno de sombras y de fríos recuerdos.
La obra expuesta anteriormente recibe el nombre de “La Noche Estrellada”, fue elaborada por Vincent Van Gogh en junio de 1889 mientras se encontraba recluido en el asilo psiquiátrico de Saint-Rémy de Provence, Francia, trece meses antes de muerte.
La parte central del lienzo muestra un cielo arremolinado sobre la aldea de Arlés. Siguiendo un tipo de corriente impresionista, pinta con colores fríos los detalles de tan majestuoso cielo, agregando como un toque personal, que luego se convertiría en una nueva corriente pictórica, colores cálidos para denotar de forma inconclusa los cuerpos celestes, denotando luz y calor. Haciendo referencia a estos elementos, podemos destacar la forma tan impresionante en que muestra la luna que, aún estando difusa, se convierte en uno de los elementos más atractivos del lienzo.
Las colinas que limitan a la pequeña aldea parecen nacer por su lado derecho, haciendo que estas se vean superpuestas y creando espectaculares tonalidades frías que se combinan con sombras. El resto del trazo que delimita dichas colinas se mantiene continuo, para así aumentar el sentimiento de espacio que crea la brecha entre el cielo y la tierra.
La pequeña aldea fue elaborada, en su mayoría, con colores fríos y trazos gruesos que delimitan los contornos de cada hogar, destacando brevemente algunos colores cálidos que asemejan el fuego que mantiene con calor el interior de dichas casas. En este plano, podemos encontrar un elemento religioso que, aunque se trate de disimular con el resto de las casas, destaca como un punto de referencia al momento de observar la obra.
Finalizando el recorrido del lienzo, podemos encontrar en un primer plano el sombreado de un arbusto que, luego de una pequeña investigación, recibe el nombre de ciprés, particularmente común en esta zona de Francia.
Podemos inferir, solo como mera suposición, la actitud desesperada e intranquila de Van Gogh. Mientras recorría con su pincel el delicado lienzo, plasmaba una y otra vez el sentimiento de angustia que le provoca su delicado trastorno; para luego refugiarse en las claras notas que revela la noche bajo su mar de estrellas.
El sentimiento único que evoca cada curvatura de su cielo, nos hace pensar la ansiedad que provocaba en él el encierro, pero nos hace entender que, al romper con los esquemas de la realidad, lo observa como un lugar donde reina la libertad, el calor y la luz; cosas que jamás pudo saborear.
Al delimitar tan claramente la brecha entre cielo y tierra, podemos destacar la ausencia de calor humano y materno en el mundo por la forma en que impone los colores fríos a ésta, a excepción, de pequeños focos que se esparcen por la tierra (haciendo referencia a los delicados puntos de luz que se observan en algunas casas de la aldea). La iglesia, supone un cierto anhelo de esperanza, que se evidencia en la forma en que esta llega a tocar su punto máximo de libertad, el cielo.
La sombra que se muestra de manera más regia, es la del ciprés. Despierta un cierto grado de inquietud porque, aunque se evidencie la necesidad de libertad plasmado en el cielo estrellado, se demuestra que para él, esto era algo imposible; ya que debía luchar con mucho ahínco para vencer esa sombra que le rodeaba, lo cual, se convertiría en una batalla épica entre su grado de demencia y su percepción de la realidad.
Lamentablemente, esta batalla la ganó su demencia. A los pocos meses murió internado en este asilo que lo privó de todo aquello sentimiento de libertad que alguna vez había añorado. La “Noche Estrellada” nos deja un breve recordatorio de lo trágico que puede volverse la vida en un instante, pero a su vez nos llama a luchar por lo que deseamos; ya que, aunque la sombra nos rodee y nos quiera hacer caer, siempre al final del túnel la luz se hará presente.
10 oct 2010
Elecciones: ¿Por el mediocre o el paupérrimo?
18 ago 2010
Lluvia de balas.
Quizás algunas balas me llevaron a ser lo que soy hoy, quizás algunos gritos de desespero propiciados por muchedumbres me hicieron el hombre que hoy, de nuevo, se sienta a escribir un breve relato. Siempre había escuchado que, cuando una mujer está embarazada, todo lo que siente, todo lo que escucha y añora; es pasado de una forma casi mágica a ese ser que vendrá a la tierra. El inicio de mi historia, como le suelo llamar, no estuvo marcado por palabras prometedoras ni un futuro seguro; estuvo encaminado por una palabra reacia pero tierna a su vez: sobrevivir.
Recordé por un instante, mi sueño (o tal vez mi orgullo) de ser Médico.... ¡Claro! ¡Esa es la única manera en que puedo ayudar! Sin temor a nada, sin ver atrás (el primer error de muchos que prosiguieron) me dispuse a lograr mi "sueño". ¿Qué iba a impedir que lograra mi meta? ¡Nada! -me decía una y otra vez-. Miles de barreras se interpusieron en mi camino, miles de ellas las enfrenté, las derrumbé y cuando pude las salté (de nuevo más errores para la lista), nada ni nadie podía contra mí ¿sabías? Pero se me olvido contar con alguien, se me olvido quien era el más importante de los que se interponían en mi camino a la "felicidad", se me olvidó notificarle que ese era mi "sueño"... ¿Sabes quién es? Luego te diré.
Escribir... ¡Escribir! ¡Eso es lo que necesitaba! No necesito llegar a sanar un cuerpo para llegar a sanar el alma. No es la meta que estaba escrita en mi camino llegar a curar una herida física, mi horizonte es llegar a provocar sensaciones que aún los médicos no las pueden catalogar. Mi intención de vida es inspirarte a vivir, enseñarte a respirar, a saber que un beso es más que labios y pasión, es pudor, nostalgia y excitación. Con mis palabras quiero enamorar, hacer reír y llorar; hacer que te sientas vivo y no pienses en el pasado, mires el presente que ahora te abarca y un futuro en que solo podrás tomar las riendas tu.
5 jul 2010
Sudamérica... ¿Otro continente olvidado por Dios?
1 jun 2010
Cuando cae el Rey
Quizás la vida te impone sanciones o caminos que son difíciles de asimilar, pero nada es imposible cuando sabes cómo sortearlos para salir con la cabeza en alto. Si en algún momento llegas a dudar de ti, de lo que el destino ha incluido en tu presente y futuro; observa tu pasado, no lo dejes pasar por alto, enfócate en aquellos que te hicieron ser el mejor, aunque muy dentro de ti te sientas el peor.
Angustia y ansiedad se desplazan por mi rostro. Sudor al desespero, lágrimas a la agonía; indican que tal vez sea el último movimiento, sea la última partida. Asechando al Rey sin pestañear, como la muerte espera que dé mi último aliento; mi pobre cabello carcomido por el destino, no dejará pasar este dulce trago tan incierto.
Todo comenzó con un sueño; uno de esos que se tienen de infante, uno que cuando la vida impone dos caminos a seguir, solo el corazón guiado por mi sueño supo elegir. Crecí bajos miles de adversidades, tal vez tonterías hoy en día, pero que hace 20 años me amargaban a cada instante la vida. ¿Dónde jugaré hoy? ¿Por qué tengo que dormir tan temprano?, preguntas tontas en el ahora, pero que amargaban mi ser en el ayer, me hicieron ser el hombre que hoy puede despertar sin temor a mirar atrás.
Apoyándome cada segundo en mi primera línea de batalla, mi familia; los peones que se hicieron a cargo cada segundo de lo que sería una maravillosa vida. A ti papá, que con el más frio de los cariños me enseñaste a entender lo que está bien y lo que está mal; a ti que diste el primer paso hacia delante en este juego, que jamás lo consideraste de azar, sino una estrategia que me ayudaría a no ser alguien más.
Cuando tuve problemas, más que un corazón frío, un amor inquebrantable vino a mi rescate; un amor que solo encuentras en una madre. A ti mamá, que solo con un abrazo y una sonrisa pudiste lograr que nadie obstruyera mi paso. Cuando te moviste hacia delante abriéndome camino, entendí que una madre no es la que te consiente y te deja al destino; una madre es quien por las noches te acobija del frío y no deja que por ningún motivo, toquen a su hijo.
Ambos limpiaron mi camino, lucharon contra peones y alfiles; pero ciertas barreras que nos coloca el destino solo caen ante uno mismo. Como dicen los viejos más sabios: “Solo uno puede labrar su propio camino”. Hermana, que estuviste ahí desde que nací, el grado de peón te ha quedado pequeño; más que luchar me has enseñado a sortear, a ver las situaciones desde otro modo y entender que la vida no es un juego que se da por sentado, es un manojo de episodios en donde nosotros escribimos el libreto.
Jamás dudaré de su enorme labor, pero la vida, a diferencia de este juego; te da la oportunidad de errar. Ya la torre está en su posición. Tú. querido alfil, cumpliste tu misión. Sé, que aunque te vayas de nuevo a la caja, entenderás que tu sacrificio, al igual que el de mis peones; no será en vano. Cada segundo parece una eternidad; esa pequeña gota que se confunde entre agonía y júbilo tarda millones de años en desaparecer, pero el placer de verte caer hoy a ti Rey, habrá valido la pena.
A medida que pasaron los años, cientos de personas cuestionaron mi haber; pero solo pocos aceptaron mis caminos, mis anhelos, mis decisiones. Ellos que siempre fueron mi escudo y mi torre; que dan la cara por mí y defienden mi integridad ante todo; mis amigos, que jamás cuestionaron ni dudaron de mi palabra, que aplauden mi éxito y secan mis derrotas, con palabras que para muchos podrían ser banales, a mi ser le bastan para seguir con la espuela por delante. Van conmigo de la mano, siempre juntos hacia delante; cuando sienten que me atacarán, no dudan en ningún momento colocar su piedra en el camino de mi enemigo. Sólo ellos saben que yo puedo vencerlo, que esta es mi batalla y que solo yo conozco su estrategia.
Voy galopando, estoy muy cerca de mi meta. Esta batalla ha transcurrido por largos años para acabar con una simple estrategia. A diferencia de ti, el destino me dio la espalda; pero me dio un ejército que luchó con el alma y el corazón y que dio su vida por mi victoria.
Al fin te encuentro Rey, te observo desde una esquina. Tu mirada angustiada excita mis sentidos. El verte acorralado, pensando en cada uno de tus míseros errores; el verte deambular de un lado al otro hasta casi hacer un surco, me dice que hago lo correcto; que sin ti en mi vida todo será distinto, que sin ti en mi vida, el odio y el rencor podrán seguir su camino para dejarme tranquilo.
Pide a tu ser Supremo que perdone tus errores, mi misión en esta vida no es acabar con otras, si no ser el garante de una nueva vida. Una nueva vida que florecerá dentro de mí cuando tu sombra no sea más que un recuerdo, cuando el miedo que originaba en mí tu cetro se convierta en el impulso de mis acciones, recordando siempre que el temor que sentí por afrontarte, no era más que un veloz y estúpido pasaje.
Adiós Rey, hoy llegó el momento de tu partida, que Dios tenga misericordia de tu alma y no permita que engañes ni frustres más ninguna otra vida. Me retiro siendo caballero, recordando a mis caídos, pero no sin antes decirte que en esta historia no hay larga vida a un Rey Divino.
Jaque Mate Destino.