7 nov 2010

La Noche Estrellada


Veo:

  • · Pintura nocturna.
  • · Predominación de colores fríos (verdes y azules) sobre colores cálidos (amarillos y naranjas).
  • · Sombreado profuso en un primer plano (quizás un arbusto).
  • · Pequeña aldea en un segundo plano.
  • · Líneas gruesas para demarcar el contorno de los hogares.
  • · Iglesia con una cúpula elevada.
  • · Plano más alejado: montañas y noche estrellada.
  • · Trazo grueso y continuo que delimita el cielo de la tierra (montañas).
  • · Trazos que describen curvaturas y círculos inconclusos en el cielo.

Pienso:

  • · Frío.
  • · Desesperación.
  • · Inquietud.
  • · Amor por lo desconocido y poco observable.
  • · Añorar un hogar utópico.
  • · Exponer el cielo como un lugar de libertad.
  • · La tierra, lugar lleno de sombras y de fríos recuerdos.

La obra expuesta anteriormente recibe el nombre de “La Noche Estrellada”, fue elaborada por Vincent Van Gogh en junio de 1889 mientras se encontraba recluido en el asilo psiquiátrico de Saint-Rémy de Provence, Francia, trece meses antes de muerte.

La parte central del lienzo muestra un cielo arremolinado sobre la aldea de Arlés. Siguiendo un tipo de corriente impresionista, pinta con colores fríos los detalles de tan majestuoso cielo, agregando como un toque personal, que luego se convertiría en una nueva corriente pictórica, colores cálidos para denotar de forma inconclusa los cuerpos celestes, denotando luz y calor. Haciendo referencia a estos elementos, podemos destacar la forma tan impresionante en que muestra la luna que, aún estando difusa, se convierte en uno de los elementos más atractivos del lienzo.

Las colinas que limitan a la pequeña aldea parecen nacer por su lado derecho, haciendo que estas se vean superpuestas y creando espectaculares tonalidades frías que se combinan con sombras. El resto del trazo que delimita dichas colinas se mantiene continuo, para así aumentar el sentimiento de espacio que crea la brecha entre el cielo y la tierra.

La pequeña aldea fue elaborada, en su mayoría, con colores fríos y trazos gruesos que delimitan los contornos de cada hogar, destacando brevemente algunos colores cálidos que asemejan el fuego que mantiene con calor el interior de dichas casas. En este plano, podemos encontrar un elemento religioso que, aunque se trate de disimular con el resto de las casas, destaca como un punto de referencia al momento de observar la obra.

Finalizando el recorrido del lienzo, podemos encontrar en un primer plano el sombreado de un arbusto que, luego de una pequeña investigación, recibe el nombre de ciprés, particularmente común en esta zona de Francia.

Podemos inferir, solo como mera suposición, la actitud desesperada e intranquila de Van Gogh. Mientras recorría con su pincel el delicado lienzo, plasmaba una y otra vez el sentimiento de angustia que le provoca su delicado trastorno; para luego refugiarse en las claras notas que revela la noche bajo su mar de estrellas.

El sentimiento único que evoca cada curvatura de su cielo, nos hace pensar la ansiedad que provocaba en él el encierro, pero nos hace entender que, al romper con los esquemas de la realidad, lo observa como un lugar donde reina la libertad, el calor y la luz; cosas que jamás pudo saborear.

Al delimitar tan claramente la brecha entre cielo y tierra, podemos destacar la ausencia de calor humano y materno en el mundo por la forma en que impone los colores fríos a ésta, a excepción, de pequeños focos que se esparcen por la tierra (haciendo referencia a los delicados puntos de luz que se observan en algunas casas de la aldea). La iglesia, supone un cierto anhelo de esperanza, que se evidencia en la forma en que esta llega a tocar su punto máximo de libertad, el cielo.

La sombra que se muestra de manera más regia, es la del ciprés. Despierta un cierto grado de inquietud porque, aunque se evidencie la necesidad de libertad plasmado en el cielo estrellado, se demuestra que para él, esto era algo imposible; ya que debía luchar con mucho ahínco para vencer esa sombra que le rodeaba, lo cual, se convertiría en una batalla épica entre su grado de demencia y su percepción de la realidad.

Lamentablemente, esta batalla la ganó su demencia. A los pocos meses murió internado en este asilo que lo privó de todo aquello sentimiento de libertad que alguna vez había añorado. La “Noche Estrellada” nos deja un breve recordatorio de lo trágico que puede volverse la vida en un instante, pero a su vez nos llama a luchar por lo que deseamos; ya que, aunque la sombra nos rodee y nos quiera hacer caer, siempre al final del túnel la luz se hará presente.

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