5 jul 2010

Sudamérica... ¿Otro continente olvidado por Dios?

Desde muy pequeño, he sentido cierto grado de empatía y admiración por todas aquellas personas que alzan su voz en pro de la defensa de los menos afortunados. Recuerdo que, a la edad de seis años, escuché una frase que, hasta hoy, da vueltas y retumba en mi cabeza: "África, un continente olvidado por Dios...". Esta frase llegó a cuartear un poco mi inocencia en ese momento, ya que no entendía como el Ser Omnipotente había podido olvidar, no sólo a una personita, sino a un pedazo de tierra tan enorme.
A medida que fui creciendo, mientras investigaba y preguntaba un poco por aquí por allá, me di cuenta de que todo era una "simple" metáfora. Pero, ¿qué mejor frase pudieron adjudicarle...?
Un continente donde la hambruna es "el pan de cada día" (irónico ¿no?), rebeliones y enfrentamientos cívico/militares marcan la pauta del día a día, una tasa de mortalidad infantil tan alta, que solo es comparable con su deuda externa, enfermedades que son propias de países con las condiciones sanitarias más paupérrimas jamás imaginadas; un continente así no solo ha sido olvidado por Dios, ha sido poblado por "fuerzas maléficas".
Actualmente, en la situación política que nos encontramos -refiriéndome a Venezuela específicamente-, me pregunto si Dios también nos dejó a la deriva y "los diablillos" vienen en camino o, peor aún, ya nos han alcanzado.
Sudamérica ha sido "invadida" por personas que, con la promesa solemne de igualdad social y un futuro próspero, han dado rienda suelta a todos los demonios que inundan al continente africano. Maldad, corrupción, desdicha, enfermedades ya "erradicadas", enfrentamientos ideológicos, entre otros; son algunas de las atribuciones que, hoy por hoy, llevamos cada uno de nosotros acuestas.
Sin embargo, un pequeño rayo de luz invade mi alma. Países hermanos que, si fueron capaces de abrir los ojos y alzar la voz, toman más y más fuerza que los países socialistas. Poco a poco, Sudamérica vuelve a abrir los ojos y a luchar nuevamente por una "Independencia Ideológica".
Al parecer, Dios miró de nuevo para este lado y observó que había derramado un vaso... Esperemos que pronto limpie el charco.