17 may 2010

¿En serio estás aquí?


"Si quieres ver que hay en mi alma, observa a través de mis ojos" Anónimo.

Que cantidad de veces he intentado escribir de nuevo en el blog y no he podido; quizás sea por falta de inspiración o porque no tenía algo bueno o lindo que expresar. Pero, ¿sabes qué? No hace falta inspirarse para decir lo que se siente; el sentimiento está allí, dentro, tal vez muy dentro de ti; pero esta allí.
En un día de clases normal, me enseñaron un "nuevo término" que, aunque lo conociera con anterioridad, no tenía idea de su enorme significado. Todo empezó con una simple pregunta: ¿Qué es la filosofía?. Millones de ideas, respuestas y conceptos bombardearon mi mente, pero ninguna expresaba lo que en verdad sentía. ¿De dónde venimos? ¿Quién eres? Al principio un poco de humor calmo la tensión de nuestra ignorancia, pero aún permanecía latente; aún, no sabía quien era.
Al principio del escrito dejé una pequeña frase que, aunque parezca cursi, es sumamente real. ¿Qué mejor modo de saber quién eres que viendo a través de tus ojos? Ninguna otra parte de tu cuerpo es capaz de ser tan sincera como ellos. Sientes, ríes, lloras y piensas con los ojos. Quizás puedas contener el llanto por un momento, quizás puedas tapar tu carcajada con la mano; pero jamás podrás ocultar un alma que sufre o se excita, jamás podrás.
Si te preguntas en este instante quien eres, como llegaste aquí; permanecerás en shock por algunos segundos, pero luego podrás continuar con tu "vida normal". Normal porque así lo dictó la sociedad: una que tal vez se consume en si misma y no sabe cuando parará.
Mira a un niño a los ojos y no verás solo inocencia; verás un universo de interrogantes que, aparte de que lo hacen ser feliz, jamás lo llegarán a atormentar. Siéntate por un segundo y analiza si de verdad quieres seguir a un rebaño, si quieres continuar una vida llena de pudor y algo de mundano, o prefieres ser ese pequeño que, con una dulce sonrisa, ilumina un sendero, y que con la más simple pregunta derrumba al mejor científico.
Pregunta a las personas que te rodean, pregúntate mil y una vez que pasa a tu alrededor. Cuestiona al mundo, porque él está hecho para ser interrogado.
Cierra los ojos por un momento y di tranquilo hacia ti, "Me pregunto por qué me has puesto hoy aquí"

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