26 feb 2010

Tomar decisiones..

Esta "nota" refleja un poco más lo que siento como ser humano, dejando a un lado mi "sentido poético" y trayendo a flote un lado más humano, más sincero con el papel. Es un poco largo, pero sé, que si te tomas cinco minutos de tu tiempo; encontrarás algo en él con lo que te puedas identificar...

Gracias a ti "Andrés" por abrirte conmigo...

"...Quisiera que por un momento, tan solo por un segundo, pensaran en la razón por la cual están aquí este día, la razón por la que están en este salón, en esta carrera, en esta universidad.
Quisiera que cerraran sus ojos por un momento, inhalen y exhalen de forma tranquila, visualizando lo que les pedí. Indaguen en lo más profundo de su ser, dejando aflorar esos sentimientos, esas circunstancias, positivas y negativas, que hoy los han hecho llegar hasta este lugar.
Todo parecía ser perfecto, todo parecía ser una vida de películas. Una vida envidiada, una de esas que uno cuenta y no muchos llegan a creer. Pero al igual como pasan en las películas, siempre hay un nudo en la historia, una parte fea que nadie (o al menos el “protagonista”) quiere vivir.
Un niño que nació rodeado de puro amor, que jamás pudo dudar de la paciencia, el cariño y el protagonismo que le brindaba a él su familia. En esta pequeña historia debemos destacar a tres personajes, que poco a poco irán entendiendo durante el transcurso de la narración.
Ellos, los tres, eran más unidos que un par de siameses, hacían de todo juntos, salían a todos lados, disfrutaban de las cosas más pequeñas e insignificantes de la vida, pero estando juntos, hasta lo más básico se convertía en el recuerdo más hermoso. El sueño de los tres, es que uno de ellos (el del medio), estudiase Derecho, y después de mucho esfuerzo, ocurrió. Al muchacho que estudio Derecho lo llamaremos Andrés ¿Les parece? Así, Andrés ingresó a la Facultad de Derecho, luego de mucho luchar; pero todo valía la pena, valía la pena por la felicidad de todos ellos.
El personaje de mayor edad en esta historia, lo llamaremos Roberto ¿vale?, y al más pequeño, Santiago ¿sí? Estos dos estaban más que feliz por Andrés, porque Roberto era su padrino, y Santiago, que apenas tenía 2 añitos, era el hijo de Roberto, además que era el sobrino de Andrés. Extraño ¿no?, pero a ellos le funcionaba y eran más felices que nadie en el mundo, me atrevo a decirlo.
Pasó el tiempo, Andrés se esforzaba en su carrera, Roberto y Santiago lo apoyaban con todas sus fuerzas, pero como dije en el principio de este cuento, el nudo de “las películas” siempre hace que la historia se vuelva tensa.
Un día por la mañana, un 24 de abril exactamente, Andrés recibió una llamada que lo dejo petrificado en el acto, su padrino había tenido un accidente. Dejó todo y se fue corriendo a la clínica para visitarlo. Al llegar se encontró solo en la sala de espera, recibiendo la noticia fría de un Doctor, su padrino había tenido un accidente de tránsito, provocándole múltiples heridas y dejándolo a éste en estado de coma.
Andrés sentía que el mundo se le venía abajo, pero debía ser fuerte, recordó que había alguien que lo necesitaba completo y con una sonrisa en el rostro, Santi. Así, pasaron los días, noches frías y de pensamientos un tanto feos, hasta que un día lo llaman para decirle que Roberto había despertado. Más rápido que un rayo llego a la clínica, con lágrimas en los ojos derrochando alegría, en ese momento sabía que todo había pasado, que todo empezaría a ser normal de nuevo.
Al entrar a la habitación, Andrés vio a su padrino tan alegre como siempre, luego de hablar una hora, éste le dijo una frase a Andrés que él jamás olvidará:
- Sólo volví para despedirme, cuida mucho a Santi hijo.
Andrés solo pudo sacar una risa tímida y con miedo. Su padrino rió y Andrés pensó que todo había sido una broma, una muy pesada por cierto. El sábado 24 de mayo recibió una llamada a las 2:30 pm, una llamada que siempre supo que ocurriría pero que no quería aceptar.
Su padrino había muerto. No hubo nada que decir, no hubo nada que pensar, del rostro de Andrés brotaron unas pocas lágrimas pero había que seguir adelante, el pequeño Santi lo necesitaba. Pasaron unos cuantos días pero para Santi, papá solo estaba durmiendo.
Un día mientras jugaba con Andrés, el pequeño Santi le preguntó:
- ¿Papi no volverá jamás, verdad Ande?
Andrés no supo que decir, solo puedo llorar; lo más impresionante, es que Santi lo calmaba y le decía que todo iba a estar bien.. Andrés sabía que debía ocuparse de su sorbino, de su “nuevo hijo”, debía darle todo, tal como su padrino le había pedido.
Un día, el tío de Santi decidió irse de viaje, para recuperarse de la pérdida de su sobrino, y quiso llevarse al hijo de éste.
Andrés tenía otro mal presentimiento, y como lo suponía o sentía, ocurrió así. Otro día por la mañana, recibió de nuevo una llamada.
El tío de Santi y él habían tenido un accidente. Santi había muerto. No tienen idea de lo que llegó a sentir Andrés en ese momento, sentía que todo su mundo se había derrumbado, que todo lo que pensaba que en algún momento lo había hecho ser la persona que era, lo había abandonado.
Durante mucho tiempo la soledad, la desesperación, y la agonía carcomía a Andrés. Millones de ideas cruzaron su cabeza, desde una impotencia enorme por sentirse solo, hasta el suicidio para volver a reunirse con sus seres queridos.
Pasaron los días, los meses y dos años. Dos años en los cuales vivió encerrado sin poder profesar una sonrisa con el resto del mundo, guardando una especie de rencor con todos, porque ese “todos” le había quitado todo lo que él amaba.
Poco a poco, ese dolor se curó, o tal vez se escondió, hoy Andrés tiene cosas nuevas por las que luchar, para demostrarle a sus dos amados que él aún puede cumplir sus deseos, y que desde este mundo puede hacerlos feliz.
Andrés decidió iniciarse en esta carrera, no por el dinero, no por la fama de las cámaras, no por sentimientos banales; solo decidió entrar aquí porque su corazón se lo pedía, porque sabía que era la correcto y que si lo hacía, haría feliz a sus dos muchachos.
Por eso hoy les digo, que aunque el destino te dé la espalda, aunque el destino te haga sentir que no vale un medio tu opinión para el mundo, debes tener en cuenta que al final del túnel si hay una luz, si hay ese momento para volver a sonreír y demostrar que nada ni nadie puede impedirte ser feliz, que lo que en verdad quieres y deseas se podrá cumplir en realidad.
Ahora, ¿qué te impulsa a ti a seguir?..."

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