13 feb 2011

Entropía

La Real Academia Española define entropía como medida de la incertidumbre existente ante un conjunto de mensajes, de los cuales se va a recibir uno solo. Haciendo referencia a este concepto, que extraemos del diccionario, se quiere destacar una parte muy importante de este: “medida de incertidumbre existente”, ya que, para los efectos de este escrito, cae mucho mejor de lo que se podría llegar a desear.

Debemos tener en cuenta algo, la comunicación, para el ser humano, lo es todo. Muchos historiadores, científicos y letrados han discutido en pasados años sobre, si el raciocinio de la mente humana prevalece sobre la capacidad de articular palabras y viceversa.

Hoy, puedo afirmar, sin miedo a equivocarme, que ambos cumplen una relación de extrema codependencia porque ninguna fuese capaz de existir sin la otra. Se quiere acotar y aclarar que en este contexto se hace referencia al raciocinio como la capacidad de analizar y actuar de una manera “correcta” antes de realizar una acción, cualquiera sea esta; por lo tanto, el arte de la palabra es y debe ser un acto puro donde se pueda transmitir todo, con una claridad impecable, casi meticulosa, lo que se puede llegar a sentir o que en un momento dado se desee expresar, basándose fielmente en los límites de la razón.

Esta pequeña introducción, aunque llegue a sonar un poco escabrosa y un tanto disparatada, permite construir una guía y da una base solida al argumento principal de este trabajo.

Desde pequeño he escuchado que si no eres vivo, el mundo te comerá. Realmente, nunca le presté mayor importancia a dicha expresión hasta este momento, cuando en verdad me doy cuenta de lo grave que ha llegado a ser esta costumbre.

Si realizas una encuesta en Venezuela, a cualquier persona, sin distinguir estrato social, raza, sexo o “etnia” – no se quiere llegar a parecer irónico y un tanto déspota, pero en este país hay tal mezcolanza de razas que el significado primero de etnia se perdió en la época de conquista, de la cual, haremos referencia luego – y se pregunta: ¿Qué es la viveza criolla?, muchos te darán como respuesta que es la manera de sobrevivir, es la manera de ser siempre el jodedor y el alma de la fiesta, es lo que te permite salir airoso de cualquier situación en la que te veas implicado, y en la cual, lo más probable, seas el culpable, entre muchas otras definiciones, que a la postre, redundan en la misma idea y no llegan a consenso.

Entonces, podemos sacar un pequeño concepto de lo que, para el venezolano, la viveza significa: agudeza en el ingenio. Aunque puedas llegar a sentirte orgulloso de que te llamen “vivo” luego de leer esta interpretación, deberías sentirte avergonzado y tomarlo como uno de los más grandes improperios que alguien te pueda propiciar.

Es verdad, el ser “vivo” te liga de una manera entrañable con el ser pícaro, y aquí no hacemos mención a lo que por venezolanos se está acostumbrado a definir o conceptualizar por pícaro –alguien que siempre está un paso más adelante, alguien que con su “astucia” causa sensación, gracia y hasta sentimiento en los que le observan –.

Para no caer de nuevo en una interpretación, se cita textualmente una entrevista que le realizó El Universal a Axel Capriles, autor de La picardía del venezolano o el triunfo de Tío Conejo, donde se le pregunta por cómo él define a un pícaro:

Un transgresor, en quien la maldad no surge como primera característica y además tiene unos elementos de humor, de chiste. Pero está en el límite del pícaro que se caracteriza por su cinismo, por no tener valores, que se puede convertir en delincuente y hasta en psicópata.

Luego de esta referencia, no se siente tan bien ser considerado un pícaro ¿cierto?

En la introducción de este texto se recalcó un punto muy importante, la comunicación. El pícaro y/o el vivo saben manejar a su antojo este importantísimo elemento. Un pícaro sabe engañar y crear una red entramada de palabras que deja a su oyente eufórico, solo por el simple hecho de que, este pícaro, tenga un elemento un tanto mitológico – o se le considere como tal –, ya que crea un sentimiento de pertenencia y de importancia en el mencionado oyente.

No con esto quiero decir que toda persona que sepa utilizar de una manera extraordinaria el lenguaje sea un pícaro, solo trato de recalcar una de las características más importantes y relevantes de este.

El pícaro venezolano se ha convertido en la figura de héroe, cuando en verdad tiene todos los rasgos y características necesarias para ser el archienemigo de cualquier súper héroe.

En nuestra sociedad, esa actitud picaresca, es lo que nos ha llevado a ser el pueblo que somos hoy día. Un pueblo que vive en la mayor de las entropías, donde se trata de establecer un grado de “orden” en un mundo creado a base del ensayo y error, del mismísimo desorden.

¿Un pueblo que se jacta de ser pícaro, de ser uno de los más avispados en lo que al mundo e interpretación de este se refiere, se deja robar millones de dólares por sus pícaros de alto rango y siente placer por el pasar hambre? Eso no es ser avispado ni pícaro, es un peyorativo que se prefiere no nombrar para efectos de un texto limpio, más si se deja y se confía en la interpretación propia del lector para tratar de descifrarlo sin sentirse ofendido.

El venezolano carga con un peso sobre sus hombros desde la época de conquista –ya desde el timo que le propició Cristóbal Colón a uno de sus marinos al decirles que al primero que encontrara tierra, se le compensaría con una suma grande de dinero –. Ya desde ese momento, el venezolano había sido condenado a una vida de timos, mentiras y juegos para salir airoso, y qué casualidad: así definimos anteriormente picardía.

Con el texto que se ha escrito, no se busca que el lector piense que es el culpable de toda esta situación, aunque en verdad eres parte del problema y no de la solución. Lo único que queda por tratar es: ¿seguirás siendo el pícaro jodedor al que todos “admiran” o pasarás a ser parte de la civilización actual?

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